Devoción al Sagrado Corazón de Jesús
Para todos los días del mes. Día 3
En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Acto de Contrición
Misericordia, Señor, hemos pecado. Por tu inmensa compasión borra nuestras culpas. Contra Ti, contra Ti sólo pecamos. Cometimos las maldades que Tú aborreces. Aparta de nuestros pecados tu vista. Borra de nuestras almas toda culpa. Oh Dios crea en cada uno un corazón puro, y no alejes de nosotros tu Santo Espíritu. Como se aleja el Oriente del Occidente, así tú alejas nuestros pecados. Tú perdonas nuestras faltas. Eres compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia. No nos tratas como merecen nuestros pecados ni nos castigas como lo exigen nuestras culpas. Como se eleva el cielo sobre la tierra, así se eleva tu bondad sobre nosotros. Como un padre siente ternura por sus hijos, así Tú, oh Dios, sientes compasión por tus servidores. Sabes de qué estamos hechos y recuerdas que somos barro. Tu misericordia, Señor, dura por siempre. Recuerda Señor que tu ternura y tu misericordia son eternas: no te acuerdes de nuestros pecados ni de las maldades de nuestra vida pasada. Acuérdate de nosotros con misericordia, por tu bondad, Señor. Por el honor de tu Nombre perdona nuestras culpas que son muchas. Te lo suplicamos en el nombre de Jesucristo tu Hijo nuestro Señor, quien contigo y el Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
Acto de Consagración
Dulcísimo Jesús, Redentor del género humano; míranos humildemente postrados ante tu altar. Tuyos somos y tuyos queremos ser; y, para que podamos hoy unirnos más íntimamente contigo, cada uno de nosotros se consagra espontáneamente a tu Sagrado Corazón.
Es verdad que muchos jamás te conocieron, que muchos te abandonaron después de haber despreciado tus mandamientos; ten misericordia de uno y de otros, benignamente Jesús, y atráelos a todos a tu Santísimo Corazón.
Reina, Señor, no solamente sobre los fieles que jamás se apartaron de ti, sino también sobre los hijos pródigos que te abandonaron, y haz que estos prontamente regresen a la casa paterna, para que no perezcan de hambre y de miseria.
Reina sobre aquellos a quienes traen engañados las falsas doctrinas o se hallan divididos por la discordia, y vuélvelos al puerto de la bondad y a la unidad de la fe, para que en breve no haya sino un solo redil y un solo Pastor.
Concede, Señor, a tu Iglesia, segura y completa libertad; otorga la paz a las naciones y haz que del uno al otro polo de la tierra resuene esta sola voz: Alabado sea el Divino Corazón, por quien nos vino la salud: a Él sea la gloria y el honor por los siglos de los siglos. Amén.
Padrenuestro… Avemaría… Gloria al Padre…
Día 3
Jesús, perdona a una pecadora arrepentida.
Lectura del Santo Evangelio según San Lucas 7, 36-50
Un fariseo le rogó que comiera con él, y, entrando en la casa del fariseo, se puso a la mesa. Había en la ciudad una mujer pecadora pública. Al enterarse de que estaba comiendo en casa del fariseo, llevó un frasco de alabastro de perfume y, poniéndose detrás, a los pies de él, comenzó a llorar, y con sus lágrimas le mojaba los pies y con los cabellos de su cabeza se los secaba; besaba sus pies y los ungía con el perfume.
Al verlo el fariseo que le había invitado, se decía para sí: “Si este fuera profeta, sabría quién y qué clase de mujer es la que le está tocando, pues es una pecadora.” Jesús le respondió: “Simón, tengo algo que decirte.” Él dijo: “Di, maestro.”.”Un acreedor tenía dos deudores: uno debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Como no tenían para pagarle, perdonó a los dos. ¿Quién de ellos le amará más? Respondió Simón: “Supongo que aquel a quien perdono más.”
Él le dijo: “Has juzgado bien.” Y volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón: “¿Ves a esta mujer? Entre en tu casa u no me diste agua para los pies. Ella, en cambio, ha mojado mis pies con lágrimas y los ha secado con sus cabellos. No me diste el beso. Ella, desde que entró, no ha dejado de besarme los pies. No ungiste mi cabeza con aceite. Ella ha ungido mis pies con perfume. Por eso te digo que quedan perdonados sus pecados, porque ha mostrado mucho amor. A quien poco se le perdona, poco amor muestra.” Y le dijo a ella: “Tus pecados quedan perdonados.” Los comensales empezaron a decirse para sí: “¿Quién es éste, que hasta perdona los pecados?” pero Él dijo a la mujer: “Tú fe te ha salvado. Vete en paz.”
Palabra del Señor.
Plegaria
Oh Jesús:
Te adoro como mi Dios y Creador.
Te obedezco como a mi Dueño y Señor.
Te respeto como a i Juez que me juzgará.
Te agradezco como a mi gran bienhechor.
Te pido con fe como a generoso Dador.
Quiero imitarte pues eres el Perfecto ideal de santidad.
Oh Jesús: heme aquí ante tu Sagrario:
Como un pobre: ante el más rico y poderoso de los amigos: socórreme.
Como un enfermo: ante el Médico Divino que todo lo compadece: Cúrame.
Como un discípulo: ante el Divino Maestro: Enséñame.
Como una oveja extraviada: ante el buen Pastor que da la vida por sus ovejas: Cuídame.
Como un hijo: ante el mas amoroso de los padres: Edúcame.
Como un pecador: ante el que quita los pecados del mundo: Purifícame.
Sea yo siempre tuyo hasta la muerte.
Amén.
La santa por medio de la cual Jesucristo propagó la Devoción a su Sagrado Corazón
En el siglo XVII quiso nuestro Señor propagar por toda la Iglesia católica la Devoción al Sagrado Corazón de Jesús y para ello escogió a una humildísima religiosa de la Visitación, la comunidad fundada por San Francisco de Sales. El nombre de la religiosa es Santa Margarita María de Alacoque.
Margarita nació en Lautecourt, Francia, en 1647. A los ocho años quedó huérfana de padre, y en medio de una espantosa pobreza. Y su familia tuvo que soportar las humillaciones e injusticias de unos parientes ricos que los trataron de manera cruel e inhumana.
Desde el día de su primera Comunión, a los 9 años, se propuso Margarita consagrar toda su vida a amar a Dios. La mamá, pidiendo limosnas, logró internarla en el convento de las Madres Clarisas y allí la niña recibió muy buena educación religiosa.
Dos años después sufrió una terrible enfermedad de reumatismo que la mantuvo paralizada en cama durante 4 años. Un día la mamá le aconsejo: “pídele a la Santísima Virgen que la cure” la niña rezón con toda la fe a la madre de Dios y de repente se sintió curada, y delante de su madre que estaba muy emocionada, se levantó y empezó a andar correctamente. Desde aquel día su devoción a la Virgen maría fue muy grande, y prometió hacerse religiosa en una Comunidad que le tuviera mucho amor a la Madre de Dios.
Un martirio lento. Desde los 14 hasta los 24 años Margarita tuvo que vivir como sirvienta en la casa de sus familiares ricos, los cuales la humillaban continuamente, le impedían ir con frecuencia al templo y la golpeaban y hasta le hacían pasar mucha hambre y escasez de todo, su único consuelo era arrodillarse ante el crucifijo y ofrecerle a Jesús sus penas por la salvación de los pecadores y por el reino de Jesucristo en el mundo.
La Comunidad deseada. Cuando Margarita cumplió los 24 años supo que existía una comunidad que amaba muchísimo a la Madre de Dios. Era la Comunidad de la Visitación, que como ya dijimos fue fundada por San Francisco de Sales. Ayudada por su hermano fue al pueblo llamado Paray Le Monial, donde existía una casa de esa comunidad, y allí logró ser recibida como aspirante por las hermanas. Desde Paray Le Monial se dedicó, unos años más tarde, a difundir hacia todo el mundo, la Devoción al Sagrado Corazón de Jesús, y con esta devoción empezaría a avivarse y encenderse el amor hacia Jesús en miles y millones de corazones.
Jesús se vale de personas muy débiles para propagar la Devoción a su Sagrado Corazón
Margarita Alacoque era una joven muy enfermiza, y bastante torpe para las labores manuales y de artesanías. Sumamente piadosa, pero son calidades que la pudieran hacer útil para la comunidad, por eso las religiosas del convento dispusieron que no podían admitirla en la Congregación.
Interviene Jesús. Margarita empezó a rezarle a nuestro Señor con toda la fe de su alma: “Señor: yo no tengo cualidades. Yo no sirvo para ninguna acción brillante. Soy un ser totalmente inútil para todo. Pero te amo con toda mi alma. ¿Dejarás tú que me echen de la Comunidad?”
Y Jesús le dijo en la oración: “Ten confianza: yo haré que alguien te defienda y te ayude” y cuando las religiosas de la comunidad se reunieron para hacer la votación acerca de quienes si serian aceptadas y a cuáles no, una religiosa de gran influencia entre las demás, logró convencer a varias para que votaran a favor de Margarita, pues aunque no tenia cualidades ni era hábil para nada, sin embargo era muy piadosa y demostraba mucho amor a Dios y al prójimo. Y así en la votación logró ser aceptada como religiosa en la Comunidad de la Visitación.
Porque eres un abismo de miseria. Cuando unos años más tarde Jesucristo se le aparece para pedirle que se dedique a propagar la Devoción a su Sagrado Corazón y Margarita le pide que elija más bien para esta gran labor a otra religiosa que tenga mayores cualidades, Jesús le dirá: “Precisamente te elegí a ti que eres un abismo de miseria y de inutilidad. Porque siempre acostumbro escoger lo que menos vale ante el mundo, para llevar a cabo mis grandes empresas” porque Margarita era humilde y amaba mucho a nuestro Señor, por eso fue elogiada para propagar por el mundo entero la Devoción al Sacratísimo Corazón. Porque dice San Pablo: “Dios elige a los que no valen, para confundir a los que aparentemente valen mucho” ella podía repetir la frase que tanto gustaba proclamar el humilde San Francisco de Asís: “Si Dios hubiera encontrado otra persona menos digna que yo para llevar a cabo las obras que me ha confiado, seguramente la hubiera empleado para reemplazarme en esta gran labor”.
Practica: Conseguiré un cuadro o una estampa del Sagrado Corazón de Jesús para colocar en mi habitación. Al principio quizás será algo muy sencillo. Estará en un sitio donde yo le pueda ver con frecuencia para rezarle y honrarle.
Gozos
Pues eres de nuestro amor el más tierno y dulce encanto,
Todos los pueblos te adoren, Corazón amable y santo.
I
En este Pan, escondido se encuentra tu Corazón, para dar paz y perdón al que llega arrepentido; escucha, pues, el gemido que eleva el alma; entre tanto,
Todos los pueblos te adoren, Corazón amable y santo.
II
Tu Santa Cruz es el emblema de tu ternura y amor, asilo del pecador, consoladora en la pena; y por esto el alma llena de gratitud, alza un canto,
Todos los pueblos te adoren, Corazón amable y santo.
III
Con la corona ceñida de espinas, tu Corazón nos muestra la compasión que por el hombre has tenido, y por eso nuestro olvido te hace sufrir, ¡Oh Amor Santo!
Todos los pueblos te adoren, Corazón amable y santo.
IV
Con una lanza atrevida abrió el soldado tu pecho, y allí nos das el derecho de ir a buscar acogida; por esto el alma afligida cambia en gozo su quebranto,
Todos los pueblos te adoren, Corazón amable y santo.
V
De tu entreabierto costado brota a torrentes la vida; en él encuentra acogida el triste, el desamparado; por eso el que te ha gustado, te dice lleno de encanto.
Todos los pueblos te adoren, Corazón amable y santo.
VI
Mas no tan sólo el costado la cruel lanza desgarró; a tu Corazón llegó dejándolo atravesado, ¡Oh, cuánto, Jesús amado, te debe mi alma! Por tanto,
Todos los pueblos te adoren, Corazón amable y santo.
VII
Aquí en este Sacramento de tu Corazón palpitante nos brinda, Jesús amante, el más sabroso alimento; eres de amor el portento que asombra al mundo y por tanto,
Todos los pueblos te adoren, Corazón amable y santo.
VIII
Conociendo tu ternura ¿Cómo puede el pecador abandonarte, Señor, por buscar a la criatura? Venga, pues, toda alma pura y diga bañada en llanto,
Todos los pueblos te adoren, Corazón amable y santo.
IX
Por las penas interiores de tu amable Corazón haz que en santa contrición te busquen los pecadores; escucha nuestros clamores y pon fin a nuestro llanto.
Todos los pueblos te adoren, Corazón amable y santo.
Oración final
Acto de fe, esperanza y caridad.
Dios mío, creo en Ti, fortalece, Señor, mi fe.
Espero en Ti, afirma mi esperanza.
Te amo con todo mi corazón; enciende mi amor.
Me pesa de haberte ofendido; aumenta mi dolor.
Te adoro como a mi primer principio; te deseo como a mi último fin.
Te doy gracias como a mi continuo bienhechor; te invoco como a mi soberano defensor.
Dígnate Dios mío, dirigirme con tu justicia, consolarme con tu misericordia y ampararme con tu poder.
Te consagro todos mis pensamientos, palabras, obras y trabajos; a fin de que de hoy en adelante piense siempre en Ti, hable de Ti, obre según Tú y padezca por Ti
Señor, hágase en mi y en todas mis cosas tu Santísima Voluntad, en tiempo y en eternidad.
Te suplico que ilumines mi entendimiento, fortalezcas mi voluntad, purifiques mi corazón y santifiques mi alma.
Socórreme, Señor con tu gracia para vencer la soberbia con la humildad, la avaricia con la generosidad, la pereza con la diligencia, la lujuria con la mortificación, la envidia con la caridad, la ira con la paciencia, la gula con la abstinencia, la tibieza con el fervor; y todas mis inclinaciones y afectos desordenados con tu Santo temor y amor.
Amén.
Oremos
Te pedimos, Dios Todopoderoso y eterno, que, al celebrar la grandeza de tu amor que resplandece en el Corazón de tu Hijo, recibamos de esta fuente divina gracias cada vez más abundantes.
Dios de amor, que en el Corazón de tu Hijo, herido por nuestros pecados, has depositado infinitos tesoros de caridad, te pedimos que al rendirle el homenaje de nuestro amor, le ofrezcamos obras de reparación y desagravio, y obtengamos el perdón de nuestros pecados y un aumento y progreso de nuestro amor hacia ti. Te lo pedimos en el nombre de nuestro Señor Jesucristo quien contigo y el Espíritu Santo vive y reina y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.
hermosas oraciones gracias soy devota del Sagrado Corazon me encantaro Dios bendice tu vida tu familia tu equipo