Misa por la Iglesia Universal.
“ESTÁ ESCRITO TAMBIÉN POR NOSOTROS, A QUIENES SE NOS ACREDITARÁ, SI CREEMOS EN NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO”
Hermanos, Abraham no vaciló en su fe, olvidando que su cuerpo ya no podía dar vida -tenía entonces unos cien años- y que su esposa Sara ya no podía tener hijos.
No dudó de la promesa de Dios ni dejó de creer; por el contrario, su fe le dio fuerzas y dio gloria a Dios,
plenamente convencido de que cuando Dios promete algo, tiene poder para cumplirlo.
Y Dios tomó en cuenta esa fe para hacerlo justo.
Se le tomó en cuenta su fe. Estas palabras de la Escritura no sólo van dirigidas a él,
sino también a nosotros; se nos tomará en cuenta nuestra fe en Aquel que resucitó de entre los muertos a Jesús, nuestro Señor.
Si bien fue entregado por nuestros pecados, fue resucitado para que entráramos a la vida justa.
PALABRA DE DIOS.- TE ALABAMOS, SEÑOR.
Dios nos ha dado a conocer el misterio de su voluntad: hacer que todas las cosas, las del cielo y las de la tierra, tuvieran a Cristo por cabeza.
Señor Dios, que en tu admirable providencia dispusiste que el Reino de Cristo se extendiera por todo el mundo y que todos los hombres fueran hechos partícipes de la redención salvadora, concédele a tu Iglesia ser sacramento universal de salvación, y que a todos los hombres les sea anunciado tu Hijo como el Salvador de los pueblos y la esperanza de las naciones. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu santo y es dios por los siglos de los siglos
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Euicarística. México