“TRABAJANDO DÍA Y NOCHE LES HEMOS PREDICADO EL EVANGELIO DE DIOS”.
Recuerden, hermanos, nuestros trabajos y fatigas. Mientras les predicábamos el Evangelio de Dios, trabajábamos noche y día para no ser una carga para ninguno.
Ustedes son testigos, y Dios también, de que nos portamos como santos, como hombres buenos y correctos respecto de todos ustedes que ahora creen.
A cada uno lo seguimos como un padre a su hijo;”
los animábamos y los urgíamos a que llevasen una vida digna del Dios que los ha llamado a su propio Reino y gloria.
De ahí que no cesamos de dar gracias a Dios porque al recibir de nosotros la enseñanza de Dios la aceptaron, no como enseñanza de hombres, sino como Palabra de Dios. Porque eso es realmente y como tal actúa en ustedes los creyentes.
PALABRA DE DIOS.- TE ALABAMOS, SEÑOR.
Biblia Latinoamericana/ se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México