DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, SUMO Y ETERNO SACERDOTE.
“LA GENTE GLORIFICÓ A DIOS, QUE HABÍA DADO TANTO PODER A LOS HOMBRES”.
Jesús volvió a la barca, cruzó de nuevo el lago y vino a su ciudad.
Allí le llevaron a un paralítico, tendido en una camilla. Al ver Jesús la fe de esos hombres, dijo al paralítico: “¡Animo, hijo; tus pecados quedan perdonados!”
Algunos maestros de la Ley pensaron: “¡Qué manera de burlarse de Dios!”
Pero Jesús, que conocía sus pensamientos, les dijo: “¿Por qué piensan mal?”
¿Qué es más fácil: decir “Quedan perdonados tus pecados” o “Levántate y anda”?”
Sepan, pues, que el Hijo del Hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados. Entonces dijo al paralítico: “Levántate, toma tu camilla y vete a casa.
Y el paralítico se levantó y se fue a su casa.
La gente, al ver esto, quedó muy impresionada y alabó a Dios por haber dado tal poder a los hombres.
PALABRA DEL SEÑOR.- GLORIA A TÍ, SEÑOR, JESÚS.
NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, SUMO Y ETERNO SACERDOTE, RUEGA POR NOSOTROS Y DANOS TU PAZ.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México