MISA DEL ESPÍRITU SANTO
“CON RAZÓN ESTAMOS SUFRIENDO AHORA, PORQUE PECAMOS CONTRA NUESTRO HERMANO”
Cuando en Egipto se sintió el hambre, el pueblo pidió pan a gritos, y Faraón decía a todos los egipcios: “Vayan a José y hagan lo que él les diga.
Había escasez por todo el país, pero José abrió los almacenes y vendió trigo a los egipcios.
Una gran hambruna asolaba todo el mundo.
Como el hambre se hacía sentir más y más en todos los países, de todas partes venían a Egipto a comprar trigo a José.
Se fueron los hijos de Israel a comprar trigo junto con la otra gente, pues arreciaba el hambre en Canaán.
Siendo José el gobernador del país, vendía el trigo a toda la gente. Al llegar sus hermanos, se postraron ante él hasta tocar el suelo con la cara.
José reconoció a sus hermanos, pero no se lo dio a entender, sino que más bien los trató duramente. Les preguntó: “¿De dónde vienen ustedes?” Respondieron ellos: “Venimos de la tierra de Canaán a comprar grano para comer.
Y los metió a todos en la cárcel por tres días.(los acusó de ser espías).
Al tercer día José les dijo: “Les doy un medio para que se salven, pues yo también tengo temor de Dios.
Si han dicho la verdad, que se quede sólo uno de ustedes como prisionero en la casa de la guardia donde ahora están, y los demás llevarán el trigo que tanta falta hace en sus casas.
Pero habrán de traerme a su hermano menor para que yo compruebe que es cierto lo que ustedes me han dicho; y así podrán salvar su vida.
Así se hizo,
y ellos comentaban entre sí: “Verdaderamente estamos pagando lo que hicimos con nuestro hermano, pues a pesar de ver su aflicción y de oír sus súplicas, no le hicimos caso. Por eso ahora ha venido sobre nosotros esta desgracia.
Rubén dijo a los demás: “¿No les decía yo que no le hicieran mal al muchacho? Pero ustedes no me escucharon y ahora estamos pagando por su muerte.
Ellos no sabían que José les entendía, pues entre él y ellos había un intérprete.
Al oír esto, José se retiró y lloró. Después volvió, habló a sus hermanos, tomó a Simeón, lo hizo amarrar en su presencia.
PALABRA DE DIOS.- TE ALABAMOS, SEÑOR.
ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO:
Señor Dios, cuyo Espíritu nos guía y cuya providencia nos protege, derrama sobre nosotros tu misericordia y muéstrate propicio a nuestras súplicas, para que la fe de los que creemos en ti, halle siempre ayuda en tus beneficios. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México