Consagración aprobada por San Pío X, para la entronización del Sagrado Corazón de Jesús en la Familia.
¡Oh Sacratísimo Corazón de Jesús!
Tú manifestaste a Santa Margarita María el deseo de reinar sobre las familias cristianas; venimos hoy a proclamar tu absoluto dominio sobre la nuestra. De hoy en adelante queremos vivir en tu vida, queremos que en nuestra familia florezcan las virtudes a las que prometiste la paz en la tierra, y queremos desterrar de nosotros el espíritu mundano. Tú has de reinar en nuestros entendimientos por la sencillez de nuestra fe, y en nuestros corazones por el amor que arderá para ti solo, procurando nosotros mantener viva esta llama con la frecuencia recepción de la divina Eucaristía.
Dígnate, oh Corazón divino, presidir nuestras reuniones, bendecir nuestras empresas espirituales y temporales, apartar de nosotros los vanos cuidados, santificar nuestras alegrías, consolar nuestras penas.
Si alguna vez alguien de entre nosotros tuviese la desgracia de ofenderte, recuérdale, oh Corazón de Jesús, que eres bueno y misericordioso con los pecadores arrepentidos.
Y cuando suene la hora de la separación, cuando venga la muerte a traer duelo en medio de nosotros, todos, así los que se vayan como los que se queden, estaremos conformes con tus eternos decretos. Nos consolaremos pensando que ha de venir un día en que toda la familia reunida en el cielo, podrá cantar eternamente tus glorias y tus beneficios.
Dígnese el Corazón Inmaculado de María, dígnese el glorioso Patriarca san José presentarte esta consagración y recordárnosla todos los días de nuestra vida.
Amén.