Acto de Reparación al Corazón Eucarístico de Jesús
VI. Reparad por las almas que me han olvidado, descuidado o arrinconado en el templo. Para los nueve primeros jueves de mes
Jesús:
Hijo mío: venid al Tabernáculo de mi amor. Hoy es primer jueves de mes, hoy es el día en que las almas reparadoras de mi invención de amor, vienen al Gólgota del Sagrario para reparar por todas las profanaciones a mi Corazón Eucarístico. Corazón que se desangra de dolor porque la Hostia Santa se encuentra olvidada y descuidada en los templos. Hostia Santa que debe ser reverenciada por los cristianos. Hostia Santa que ha de atraer a todas las almas Católicas. Hostia Santa a que ha de ser centro de admiración en toda criatura porque mi presencia es verdadera, mi presencia llena los vacios del corazón, mi presencia arroba los sentidos del hombre internándolo en las sendas de la contemplación. Hostia Santa que os une a Mi y Yo a vosotros. Hostia Santa que es medicina para toda enfermedad. Hostia Santa que es fortaleza para los débiles. Hostia Santa que perfuma vuestro corazón con la suave y exquisita fragancia del Cielo.
Hijo mío: venid al Tabernáculo de mi amor. Hoy es primer jueves de mes, mi Cuerpo Eucarístico se encuentra olvidado y descuidado en muchos templos; templos que deberían permanecer custodiado por las almas adoradoras del silencio; templo que, siendo la puerta abierta de entrada al Cielo, permanece la mayor parte del día solitario, abandonado, muy pocos vienen a visitarme, la mayoría de los hombres se han olvidado del Mendigo del Amor, del Eterno Prisionero.
Hijo mío:venid al Tabernáculo de mi amor. Hoy es primer jueves de mes. Vosotras almas reparadoras sois mi consuelo, el desahogo a mi Corazón agonizante. Reparad, hoy, por todos los hombres que me han arrinconado en el templo; hombres que no me consideran el centro de sus vidas; hombres que adornan el Sagrario con flores marchitas; hombres que no me brindan los cuidados y sutilezas que como Dios me merezco.
Hijo mío: venid al Tabernáculo de mi amor. Hoy es primer jueves de mes: reparad por todas aquellas almas que por su vocación religiosa deberían pasar varias horas en un coloquio de Amor Divino; almas que deben permanecer largo tiempo como cirio encendido al pie del Santísimo, y lo más triste para mí Divino Corazón es que se ocupan más de las cosas del mundo, que prodigarme todo el amor y la delicadeza, almas consagradas que ya no se pertenecen a sí mismas: son mías. Yo las elegí. Yo las seduje. Les hablé al oído y las traje al desierto para ser el reposo de sus almas.
Alma reparadora:
Amantísimo Jesús mío: os agradezco por atraerme con vuestros rayos de luz a vuestro Tabernáculo de Amor. Gracias por despertar en mi corazón ansias para reparar los primeros jueves de mes, jueves sacerdotal y Eucarístico, jueves que conmemoramos la ultima Cena.
Amantísimo Jesús mío:os agradezco por atraerme con vuestros rayos de luz a vuestro Tabernáculo de Amor. Tabernáculo embellecido por vuestra celestial Presencia. Tabernáculo custodiado por miríadas y miríadas de Santos Ángeles. Tabernáculo que me lleva a recordar vuestro humilde nacimiento en el portal de Belén.
Tabernáculo poco frecuentado por las almas, almas con otros intereses, almas enredadas en las cosas del mundo. Tabernáculo solitario, porque los hombres, aún, no han entendido que: Jesús, el Hijo de María y de un sencillo carpintero, nos espera para rebosar nuestro corazón de su paz infinita. Jesús, el pescador de hombres, nos llama a remar más adentro, a dejar la barca en la orilla y seguirle. Jesús, el Hombre-Dios que multiplico cinco panes y dos peces, es el alimento que da a la humanidad salvación y vida eterna. Jesús, el Pobre de Nazaret, se ha quedado en el Sagrario para enriquecernos con su Presencia.
Amantísimo Jesús mío:os agradezco por atraerme con vuestros rayos de luz a vuestro Tabernáculo de Amor. Tabernáculo que me recrea, me anonada porque sé que estáis en la Hostia Consagrada. Hostia que tristemente es olvidada y descuidada en los templos. Hostia que es vuestro invento de amor porque pensasteis en nosotros, os duele dejarnos solos sin un Padre que nos guie al Cielo.
Amantísimo Jesús mío: reparo en este primer jueves de mes por todas las almas que os ignoran en los templo, almas que se olvidan fácilmente que estáis vivo, presente en la sencillez de la Hostia Santa, almas que os tienen descuidado, abandonado, almas que no se han percatado de la grandeza y sutileza de vuestro amor.
Reparo por todas las almas que por su estado religiosos no os dan importancia que os deberían dar porque sois Dios escondido en el Pan y en el Vino Consagrado.
Amantísimo Jesús mío: permitidme amaros por los que no os aman, adoraros por los que no os adoran, rendiros todo el homenaje que las criaturas no os dan; que ocupéis el centro de mi corazón y vendar, con mi reparación, las heridas de vuestro Corazón Eucarístico.
Oración final
Corazón Eucarístico de Jesús: heme aquí alentado por el inmenso amor que en este sacramento me manifestáis y por el angustioso llamamiento que me hacéis al decirme desde vuestro excelso Trono: “Venid a este lugar solitario y reparad junto a mi Tabernáculo de Amor Divino, alivianad mi dolor desde este nuevo Getsemaní”. Corazón Eucarístico de Jesús, heme aquí ofreciéndoos la reparación más humilde y solemne en presencia del Cielo y de la tierra porque son muchos los que os ultrajan, son muchos los indiferentes e ingratos para con vuestro sacramento de Amor. Corazón Eucarístico de Jesús que respiráis y palpitáis bajo el velo de las sagradas especies: reparo por todos los sacrilegios y profanaciones proferidas en la Hostia Santa. Dejadme sanar las heridas de vuestro Cuerpo Santísimo con mi reparación. Dejadme adorar vuestra Sangre preciosa, desperdiciada, con mi inmolación perenne de amor.
Bendito y alabado sea Jesùs Sacramentado en el Santìsimo y Divinisimo Sacramento del altar…Amèn.