FESTIVIDAD DE NUESTRA SEÑOR A DE FÁTIMA
“LES ANUNCIO A ESE DIOS QUE USTEDES VENERAN SIN CONOCERLO”.
Los que acompañaban a Pablo lo llevaron a Atenas, y después regresaron a Berea con instrucciones para Timoteo y Silas de que fueran a reunirse con él lo antes posible.
Mientras Pablo los esperaba en Atenas, su espíritu hervía viendo la ciudad plagada de ídolos.
Empezó a tener contactos en la sinagoga con judíos y con griegos que temían a Dios, hablando también con los que diariamente se encontraban en las plazas de la ciudad.
Algunos filósofos epicúreos y estoicos entablaron conversación con él. Unos preguntaban: “¿Qué querrá decir este charlatán?”, mientras otros comentaban: “Parece ser un predicador de dioses extranjeros. Porque le oían hablar de “Jesús” y de “la resurrección”.
Lo tomaron, lo llevaron con ellos a la sala del Areópago y le preguntaron: “¿Podemos saber cuál es esa nueva doctrina que enseñas?”
Nos zumban los oídos con esas cosas tan raras que nos cuentas, y nos gustaría saber de qué se trata.
Se sabe que para todos los atenienses y los extranjeros que viven allí no hay mejor pasatiempo que contar o escuchar las últimas novedades.
Entonces Pablo se puso de Pie en medio del Areópago, y les dijo: “Ciudadanos de Atenas, veo que son personas sumamente religiosas.
Mientras recorría la ciudad contemplando sus monumentos sagrados, he encontrado un altar con esta inscripción: “Al Dios desconocido. Pues bien, lo que ustedes adoran sin conocer, es lo que yo vengo a anunciarles.
El Dios que hizo el mundo y todo lo que hay en él no vive en santuarios fabricados por humanos, pues es Señor del Cielo y de la tierra,
y tampoco necesita ser servido por manos humanas, pues ¿qué le hace falta al que da a todos la vida, el aliento y todo lo demás?
Habiendo sacado de un solo tronco toda la raza humana, quiso que se estableciera sobre toda la faz de la tierra, y fijó para cada pueblo cierto lugar y cierto momento de la historia.
Habían de buscar por sí mismos a Dios, aunque fuera a tientas: tal vez lo encontrarían.
En realidad no está lejos de cada uno de nosotros, pues en él vivimos, nos movemos y existimos, como dijeron algunos poetas suyos: “Somos también del linaje de Dios.
Si de verdad somos del linaje de Dios, no debemos pensar que la divinidad se parezca a las creaciones del arte y de la fantasía humanas, ya sean de oro, plata o piedra.
Ahora precisamente Dios quiere superar esos tiempos de ignorancia, y pide a todos los hombres de todo el mundo un cambio total.
Tiene ya fijado un día en que juzgará a todo el mundo con justicia, valiéndose de un hombre que ha designado, y al que todos pueden creer, pues él lo ha resucitado de entre los muertos.
Cuando oyeron hablar de resurrección de los muertos, unos empezaron a burlarse de Pablo, y otros le decían: “Sobre esto te escucharemos en otra ocasión.
Así fue como Pablo salió de entre ellos.
Algunos hombres, sin embargo, se unieron a él y abrazaron la fe, entre ellos Dionisio, miembro del Areópago, una mujer llamada Damaris y algunos otros.
Tiempo después Pablo dejó Atenas y se fue a Corinto.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México