“EN TUS MANOS, SEÑOR, ENCOMIENDO MI ESPÍRITU, ALELUYA”.
Sé para mí una roca de refugio, el recinto amurallado que me salve.
Porque tú eres mi roca y mi fortaleza; por tu nombre me guías y diriges.
En tus manos encomiendo mi espíritu, y tú, Señor, Dios fiel, me librarás.
Aborreces a los que adoran ídolos vanos, pero yo confío en el Señor.
Gozaré y me alegraré de tu bondad porque has mirado mi aflicción y comprendido la angustia de mi alma;”
Que sobre tu servidor brille tu rostro, sálvame por tu amor.
En secreto, junto a ti los escondes, lejos de las intrigas de los hombres; los mantienes ocultos en tu carpa, y los guardas de las querellas.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México