He querido titular este artìculo con esta frase de Santa Teresa de Calcuta que me llegó profundamente cuando la escuchè por primera vez. Me sacudió de tal manera que me sentí aturdida, obligándome a sentarme a repensar mi proyecto de vida, que según yo hasta ese momento, era el ideal. Por circunstancias de la vida, mi carrera musical tuve que pasarla a un segundo plano desde hace màs de dos décadas, sin dejarla por completo desde luego, pero entonces mi propósito de vida fue trabajar con mucho esfuerzo, aprender, alcanzar la experiencia laboral que en un futuro me sirviera para ser alguien en la vida, abrir paso a las empresas para las que trabajaba y llegar a posicionarlas en el mercado, para lograr el éxito para ellas y por lo tanto eso daría un valor muy alto a mi curriculum. Hubo un tiempo que varios días por semana viajaba por casi todo el país y al regresar seguía trabajando en la oficina aùn los fines de semana. Y en los ratos que alcanzaba a tener de descanso era cuando me encerraba en mi studio a trabajar en la música, a tener esa comunión con Nuestro Señor con el trabajo artístico. Y no digo que sea malo forjarse un proyecto de vida en lo profesional que luchando por èl te ayude a obtener el sustento y cubrir las necesidades básicas de la vida. Lo malo està en cuànto le dedicamos y cuàn poco le damos a Dios. Toda profesión sin duda requiere de tiempo, esfuerzo, dedicación, aprendizaje, actualización y experiencia. Y las carreras artísticas no son la excepción, pero a veces las circunstancias nos obligan a tener que voltear a otras opciones que nos puedan generar credibilidad, un lugar en el ámbito profesional y remuneración económica, y es cuando hacemos a un lado aquello que es nuestra esencia, aquello que Dios nos dio como un don especial y que preferimos enterrar que multiplicar poniéndolo al servicio del Èl. El año pasado Nuestro Señor me demostró una vez màs que no es mi voluntad la que cuenta, ni lo que yo tenga de planes y mucho menos lo que yo haya elegido como proyecto de vida lo que vale, sino su voluntad, el plan que tiene para mi de acuerdo a los dones que me concedió y lo màs importante, que està esperando resultados de ellos, que està esperando que entienda lo que necesita de mi para que ese proyecto de vida que escribió cuando nacì genere frutos en abundancia. Es decir, “no he venido a ser persona de éxito, sino a ser fiel a Dios”. Y si siendo fiel a Dios viene el éxito pues es una bendición de Dios. Es decir, “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia y todas las demás cosas os darán por añadidura” (Mateo 6:33). Asì que ese amoroso “jalòn de orejas” me ha ayudado para replantearme muchas cosas y ver la vida desde otra perspectiva. Ojalà y a ti también te haya pasado igual alguna vez, porque es una gran oportunidad que Dios nos da. Y como ejemplo les presento la primera parte de la entrevista al cantante y actor mexicano Eduardo Veràstegui, en la que nos da su testimonio de còmo ocurrió su conversión, de còmo su talento para la actuación pasò de ser de cine frívolo, de sexo y violencia a cine de evangelización. TRAS UN SUEÑO FALSO En el artículo de la semana pasada hice referencia al maligno como “gran vendedor de ilusiones”. He aquí un claro ejemplo: “Despuès de doce años de carrera me di cuenta que me faltaba algo pero no sabìa què. Me sentía en un laberinto sin salida, me sentía vacío. Muchas veces la sociedad nos dice que si no llegamos a la cima de la montaña y no somos alguien, y no tenemos reconocimientos y éxito en todo, entonces somos unos fracasados. Lo que yo pensaba que me iba hacer feliz y me iba a dar paz y que me iba a ser un hombre pleno y completo pues resultò que era una mentira, estaba siguiendo una mentira. Y de ahì nace este deseo, esta convicción de hacer un cine diferente”. Viviendo en Miami y dedicándose a la música, el actor se mudò a vivir a Los Àngeles para realizar su primera película en Hollywood, pero al finalizarla sintió un vacío muy fuerte “después de doce años de carrera, después de estar logrando todo lo que yo pensaba que me iba a dar la felicidad (fama, éxito, viajes, etc.) me di cuenta que estaba vacío, insatisfecho, me faltaba algo, no sabìa què. Y me di cuenta que las razones por la que querìa ser actor cuando era joven eran razones bastante superficiales y frívolas, todo era la fama, el dinero, los placeres, el estilo de vida, fiestas, de todo, y estaba totalmente perdido. Fui seducido por este ambiente, llegó el momento en que perdí la perspectiva de què estaba bien y què estaba mal, todo era relativo. Tambièn las amistades que había escogido eran amistades que tampoco me ayudaban sino que todos nos perjudicábamos y todos íbamos derechito a ese abismo sin fondo. “Siempre uso la analogía de los perros galgos, que van correteando una liebre de metal y cuando el perro la llega a morder a veces se rompe la mandíbula, sangra, sufre y se da cuenta que lo que estaba persiguiendo era una mentira. Y bueno, ese era yo correteando este sueño falso, esta mentira, hasta que llegó el momento en que estaba vacìo, estaba sangrando (metafóricamente hablando), estaba sufriendo, sentía que nada me llenaba pues no era màs fama lo que estaba buscando, ni màs dinero, ni màs placer”. EL AMOR DE DIOS SE HACE PRESENTE A TRAVÈS DEL ESPÌRITU SANTO “Creo que las oraciones de mi madre fueron las que tocaron mi corazòn. Para la película que mencionaba hace un momento, fue contratada una maestra de inglès para que me ayudara con el guiòn y pues esta maestra de inglès resultò ser una mujer católica, devota, muy inteligente, con mucha sabiduría, y claro al principio no solamente me estaba enseñando inglès sino que estaba “sembrando semillitas”, y al principio pues yo estaba en una posición muy arrogante, bastante orgulloso, no la dejaba entrar; pero ella con mucho cariño, persistente, inteligente y utilizando el método socrático con muchas preguntas, con las que me di cuenta que estaba viviendo una contradicciòn, preguntas como ¿cuàl es el propósito de la vida?, ¿cuàl es el sentido de la vida?, ¿por què quieres ser actor?, ¿còmo estàs utilizando los talentos que Dios te dio?, ¿quièn es Dios en tu vida?, ¿què representa tu fe?, y llegó un momento en que me bombardeò con mil preguntas que después de seis meses me tumbò del caballo, y me di cuenta que… lo que rompió mi corazòn fue al darme cuenta no solamente que había dañado a muchas personas con los proyectos y estilo de vida que yo estaba llevando; no solamente le hice daño a mi familia, a personas, a mi mismo; lo que rompió mi corazòn fue darme cuenta que había ofendido a Dios con el estilo de vida que llevaba”. “En ese entonces yo me consideraba católico, siempre, toda mi vida, pero era católico a mi manera, y ¿què pasa cuando no tienes una formación?, yo iba a misa los domingos, en navidad, rezaba todas las noches y creìa en Dios y yo sentía que amaba a Dios, lo que pasa es que al no tener una formación, pues yo hice un catolicismo a mi manera donde me daba yo permiso de acomodar lo que yo querìa; yo decìa soy bueno, yo no mato a nadie, no le robo a nadie. . .yo solito me canonizaba”. Pero cuando apareció esta mujer en mi vida (refiriéndose a Yazmìn la maestra de inglès) y me empieza hacer estas preguntas y yo me di cuenta que ella estaba bien; cuando reconocì que mi cuerpo es el templo del Espíritu Santo, cuando empecé a leer la Biblia y empecé abrirme a la posibilidad de que podría yo estar mal en todo, porque muchas veces la soberbia y el orgullo no te dejan. Y recuerdo ese dìa cuando se fue de mi casa me dijo, bueno si tanto amas a Dios si como tù dices, veo que tienes una Biblia y te sientes muy orgulloso de ser católico, entonces ¿por què insultas a Dios?, ¿por què rompes los mandamientos?, ¿por què tratas asì tu cuerpo si es el templo del Espìritu Santo?”. “Y recuerdo que ese dìa se fue y entrò un calor, algo que nunca había sentido en mi vida, y empecé a llorar como niño chiquito por días, tirado en un rincón, fue una sensación que no la puedo describir con palabras, temblaba por dentro. Fue un momento muy especial”. “Fue un momento grande y obviamente fueron varios días en que no querìa hablar con nadie. Por un lado la culpa también me estaba matando, porque te das cuenta que desperdiciaste tu vida, tus talentos. Tenía 28 años entonces era un enojo contra mi mismo, y decìa, bueno todo el amor que yo le tenía a Dios entonces era falso o què?, ¿còmo arreglo esto?. Entonces no tenía ningún director espiritual, no había tampoco un sacerdote con el que pudiera hablar, me daba pena también hablar con Yazmìn de lo que había pasado porque no le querìa decir lo que ella había causado en mi vida en ese momento porque me daba pena, entonces estaba solo en ese momento tragándome todos estos sentimientos, todas esas emociones hasta que llegó un momento en que me di cuenta lo que había dicho Santa Faustina “Todos los pecados del mundo entero desde el principio de la humanidad hasta el fin del mundo no son nada mas que una gota de agua en el mar de la misericordia de Dios”. “Y esa fue la buena noticia para mi porque hasta ese entonces la culpa me estaba matando, o pensaba que no tenía ya perdón. Fue como un acto de contrición de estar totalmente arrepentido y a partir de ese dìa volteando hacia arriba y pidiéndole perdón dije, a partir de hoy no vuelvo a utilizar mis talentos de una manera que te ofenda, a partir de hoy yo no vuelvo a tocar una mujer hasta el dìa que me case, a partir de hoy. . . ¡¡bueno hice ahì un contrato que firmè con làgrimas!!”.
Continuarà