El Maligno, Gran Vendedor de Ilusiones.
Imaginemos por un momento que a su puerta llega un vendedor con muy buena presencia, persuasivo, que sabe describir y explicar con bastante seguridad los beneficios del producto que promueve, además es amable y con el “interés” de que Usted deje de carecer de aquello que él considera es muy necesario para lucir mejor, o para utilizarlo en su hogar o en su oficina o en su auto, etc. (dependiendo del tipo de producto que le ofrezca).
Por lo general ante este tipo de personas actuamos de dos maneras: Le decimos desde dentro que no necesitamos lo que nos ofrece. O bien, por curiosidad o amabilidad abrimos la puerta y de inmediato nos envuelve con toda su habilidad de persuasión, logrando así su objetivo:
Que compremos el producto que nos ofrece.
Y todo esto tuvo inicio con algo muy simple: Una idea.
Ese vendedor logró despertar nuestra curiosidad, atraer nuestra atención, tuvo la habilidad de poner en nuestra mente la idea de que era indispensable tener aquel producto, es decir, nos creó una falsa necesidad; su persuasión tocó una fibra sensible en nosotros como lo es el amor propio diciéndonos quizá “Su vecina ya compró 4 de estos”, y es cuando pensamos ¿y por qué yo no lo he de tener también?. O nos movió la vanidad cuando dijo “Usted lo luce mejor que nadie”.
Son desde luego las habilidades de un buen vendedor, aclaro que no estoy en contra de esas personas que con su esfuerzo y talento desempeñan su trabajo para ganarse la vida, y que respeto, pero he querido tomar este ejemplo quizá algo burdo, para hacer ver que de una forma muy similar el maligno nos insta abrirle la puerta de nuestra alma metiéndose a través de ideas que luego se convierten en pensamientos, deseos, sentimientos, decisiones y acciones.
Y me refiero a que el artista (hablo en general) por su misma sensibilidad es un ser muy expuesto a esa persuasión del maligno. A veces por curiosidad o a veces con toda intención le abre la puerta de su alma y el gran vendedor no tarda ni un instante en venderle la idea de que él sabe perfectamente el enfoque que debe darle a su carrera artística, le vende la idea también de manejar su imagen (estilo de vestir, de hablar y de actuar), y que si confía en él y le obedece, todo eso le dará el éxito que tanto anhela, el dinero, la fama y los lujos que merece, es decir, sabe manejar su vanidad, egolatría, orgullo y soberbia de tal manera que lo envuelve con toda una serie de “productos diseñados a su medida” y que trae hasta su puerta en bandeja de plata.
Hagamos memoria de cuantos artistas conocemos que han caído en el alcohol, las drogas, en una excesiva vanidad, egolatría, soberbia y otras tantas falsas ilusiones que el gran vendedor les hizo creer que todo lo merecían, que así serian felices, que lo tendrían todo.
Hace unos años, una joven ordinaria de origen colombiano, llamada Amada Rosa Pèrez, a la edad de 18 años se dejó llevar por todas esas ilusiones: Fue en una ocasión mientras estaba en el gimnasio cuando alguien le preguntó: “¿Te gustaría ser modelo?” y Pensó: “Dinero, fiestas, fama, éxito, viajes… ¡sì quiero!”. En poco tiempo, cuatro premios de belleza la convirtieron en top model y actriz. Despuès, ese nivel de vida la llevó a embarazos no deseados que terminaron en abortos.
Amada explica que abortó porque en su entorno solo encontraba mensajes que apuntaban a que lo primero eran sus metas y su desarrollo profesional (es decir, esos mensajes le vendían la idea de alimentar su egoísmo, vanidad, orgullo y soberbia). Ella confiesa que le dio miedo, que no se lo dijo a sus padres y decidió deshacerse de su bebé.
La buena noticia es que el gran vendedor ha perdido a una de sus mejores clientas, pues la joven actriz y modelo ahora ha encontrado a Dios y a Marìa santísima, ellos le han concedido el perdón y la gracia de la conversión; vive feliz unida a Jesús y Marìa y actualmente se dedica a llevar su testimonio a muchas mujeres que están en situación similar a la que ella vivió. Este testimonio se ha dado a conocer en la película “Tierra de Marìa”, que por cierto les recomiendo que vean.
Otro caso que nos muestra la habilidad de persuasión del maligno es hacia los creativos de la Mercadotecnia que, atraídos quizá por la vanidad de demostrar su gran talento y recibir a cambio fama, dinero y éxito, se dejan convencer por el gran vendedor y es cuando ponen en juego sus valores a cambio de nada, cegados por la falsa ilusión.
Menciono lo anterior por el caso ocurrido en Nàpoles el mes pasado, días antes de la visita de S.S. Francisco a esa ciudad del sur de Italia, donde la publicidad de una marca de moda italiana causó revuelo. Lea Usted la nota que acaparó los medios de comunicación y que dejo a su consideración: “La publicidad de la marca de moda italiana, Rosso Di Sera, que mide 20 x 30 metros y está colgada en un edificio en el centro de Nápoles, está causando una gran polémica por mostrar una modelo semi desnuda con el hábito de una monja, lo que ha provocado el rechazo en Italia. Tanto los habitantes de Nápoles y representantes católicos han rechazado está publicidad y exigieron que sea retirada antes de la llegada el pontífice a la ciudad. Algunos habitantes de la ciudad catalogaron la imagen de “horrible”, ” obscena”, “una falta a la inteligencia, a la mujer y a la fe.” La marca declaró que esta publicidad era una “fuerte medida de marketing” a la cuál ellos optaron y aseguraron que “no era un intento de blasfemar la fe”. Según los medios italianos, la empresa estaría dispuesta a retirar la publicidad siempre que no se les envié un órgano disciplinario de la publicidad nacional. (Por respeto a este espacio he querido omitir la imagen).
Quiero terminar citando algunos de los versículos del libro de la Imitaciòn de Cristo “En efecto, primero asoma un simple pensamiento, luego sigue la imaginación ardiente, en seguida irrumpe la delectación y el movimiento desordenado, y por fin tiene lugar el consentimiento. (I-13-19). “Es màs fácil vencer al enemigo si, apenas llama a la puerta del alma, se sale a su encuentro (con la oraciòn) y no se le deja entrar en ella, sino que se le rechaza en el umbral. ( I-13-17 ). “Porque para él no cuenta que sea verdadero o falso aquello con que nos seduce o engaña y poco le importa que sea el amor de lo presente o el temor de lo futuro lo que sirva para derribarnos. (III-30-9).
Hasta la próxima semana.
agradeceré sus comentarios y retroalimentación a: valovmusic@gmail.com