Consagración al Inmaculado Corazón de María de los 33
Día 23. Soy Madre de la Adoración y de la Reparación.
Pasos para cada día:
1. Rezo del santo Rosario, meditado y con letanías de la Virgen
2. Meditación del día y una virtud.
3. Coronilla de protección.
4. Letanías al Inmaculado Corazón de María.
5. Oración final
6. Consagración (para el día de la festividad o al terminar los 33 días.
1er. Rezo del Santo Rosario
Gozosos: lunes y Sábados
Dolorosos: martes y miércoles.
Luminosos: jueves
Gloriosos miércoles y domingos.
Jaculatorias para rezar en cada decena del Santo Rosario:
Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno y llevad al cielo todas las almas, especialmente las más necesitadas de vuestra misericordia.
Dios mío yo creo, adoro, espero y os amo, os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no os aman.
Santísima Trinidad: Padre, Hijo y espíritu Santo, os adoro profundamente, os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo presente en todos los Tabernáculo del mundo, en reparación de los ultrajes, de los sacrilegios y de las indiferencias con los cuales es ofendido.
Por los méritos infinitos del Sagrado Corazón de Jesús y del Corazón Inmaculado de María os pido por la conversión de los pobres pecadores.
Día 23. Soy Madre de la Adoración y de la Reparación.
Hijos amados: Jesús se ha quedado con vosotros en todos los Sagrarios del mundo. Él está vivo, presente en la Hostia Consagrada; su Corazón Eucarístico palpita y late de amor, su dulce prisión está embellecida por el cortejo de Santos Ángeles que le adoran, Ángeles que le entonan bellísimos himnos al son de las cítaras y de las arpas. Ángeles que se extasían ante la grandeza del Señor. Ángeles que han comprendido el gran misterio de Jesús de perpetuarse en el Plan Consagrado hasta la consumación de los siglos.
Jesús en su desbordado amor por toda la humanidad, decidió hacer de los sagrarios, pequeñas parcelas del Cielo en la tierra. Parcelas que son como los jardines del Edén porque en ellas florece un lirio blanco, perfumado; lirio que atraerá a muchas almas a cuidarle y a cultivarle con el abono de la adoración y de la reparación; abono que os servirá como provecho para vuestro crecimiento espiritual; porque cuando dejáis de orar, la tierra de vuestro corazón se vuelve estéril, árida, ya no produce cosechas abundantes, la maleza empieza a destruir, a infectar los pocos frutos sanos.
Carísimos hijos: en el Sagrario podréis encontrar a Jesús, sentirle; allí le rindo los honores y homenajes que las creaturas no le dan. Allí pido por todos vosotros, suplico misericordia para toda la humanidad porque soy madre de la Adoración y de la Reparación. Madre que adora al Dios uno y Trino, presente en la santa Hostia. Madre que adora al Salvador, al Emmanuel que llevé en mi vientre purísimo. Madre que adora al Mesías que pronto llegará por segunda vez, vestido de honor, de majestad y de gloria. Madre que adora al Hijo de Dios, al Verbo encarnado que se hizo hombre para redimiros del pecado, para daros salvación y vida eterna.
Madre que pronto veréis vestida de sol para dar fin a la batalla, para el escuadrón del Ejército Victorioso porque son muchas las potestades del infierno que quieren pervertir al mundo, lo quieren seducir c con falsos halagos, lo quieren distanciar de Dios para luego reclamar el trofeo de sus almas y llevárselas al abismo del infierno, al rechinar y crujir de dientes, al fuego eterno.
Soy Madre de la Adoración y de la Reparación y os ruego pedir perdón porque son muchos los sacrilegios, las profanaciones contra el misterio Eucarístico de Jesús. Misterio que no sólo contiene la Gracia sino al Autor mismo de la Gracia, a Jesucristo que es la misma Santidad. Soy Madre de la Adoración y de la Reparación porque en el Santo Tabernáculo está Jesús como Victima Divina por todos vosotros; pagadle su gran gesto de amor volviendo vuestros ojos y corazón a Él, amándole por los que no le aman, adorándole por los que no le adoran, porque son muchos los ingratos que lo desprecian.
Soy Madre de la Adoración y de la Reparación: Jesús habita en su Tabernáculo; id y dadle toda la honra porque es el rey de reyes, el Señor de señores que se encuentra triste y solitario, porque los pecados de los hombres han oscurecido al mundo; los pecados de los hombres hacen que la copa del Padre eterno reboce en su justa cólera, los pecados de los hombres sumirán a la Iglesia en una espantosa consternación.
Soy Madre de la Adoración y de la Reparación: la Eucaristía es el invento de amor que os mantendrá en pie en este tiempo de tribulación. Si no frecuentáis este sacramento, si no os alimentáis con el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo no aguantaréis la prueba; prueba que hará temblar, aún, a los mismos elegidos; prueba en la que quedará sólo la tercera parte de la humanidad porque el mundo será purificado, renovado.
Soy Madre de la Adoración y de la Reparación porque el Cuerpo Místico de Jesús está siendo dividido, fragmentado; reparad, vosotros, por la unidad de la Iglesia.
Reparad, vosotros, para que todos los hombres vuelvan a Dios.
Reparad, vosotros, para que los mensajes que hablan del final de los tiempos no sean rechazados.
Reparad vosotros, para que las profecías que anuncian el segundo advenimiento del Señor sean acogidos con amor, sin temores, sin miedos.
Soy Madre de la Adoración y de la Reparación que está uniendo a los elegidos en un solo rebaño, cuyo único Pastor es Jesús.
Soy Madre de la Adoración y de la Reparación: consagraos a mi Inmaculado Corazón que despertaré en vosotros deseos de amar, adorar y glorificar a Jesús vivo en el Santísimo Sacramento del Altar.
Sacramento de Amor para los sencillos, los pequeños.
Virtud de la paz
La paz interior es la virtud que en el alma os produce regocijo, plenitud, alboroto del espíritu, calma, sosiego.
La paz interior es la presencia de Dios que ha de permanecer en vosotros, os ha de cohabitar porque todos los miembros de cuerpo gozarán de salud, equilibrio.
La paz interior no se compra ni se vende y es una virtud que debéis construir con vuestras propias manos; sois constructores de vuestra vida, de vuestro destino; en vosotros está que viváis en armonía consigo mismo, que disfrutéis de todo lo que está a vuestro alrededor que le saquéis el máximo provecho a cada situación, que viváis en continua fiesta, algazara espiritual.
La paz interior es deleite, reboso del amor de Dios. Porque el alma que posee esta virtud goza de armonía consigo misma, considera la vida como un regalo no merecido, como una ventura máxima, única e irrepetible.
La paz interior os produce un desahogo tal, que vuestra alma se eleva hacia el cielo para disfrutar, por anticipado, de sus delicias en la tierra.
La paz interior es portón de oro para la paz exterior. Paz que armoniza vuestro entorno. Paz que es golosina del Cielo para las almas. Paz que une en el amor, en la fraternidad. No la perdáis. Cerrad las puertas de vuestro corazón para que la turbación no altere vuestro espíritu, sería caótico para vuestra vida. Es una enemiga demasiado peligrosa porque: una vez entra se rancha y se adhiere como gelatina pegajosa, causa estragos a vuestro corazón volviéndolo mustio, lánguido, melancólico, triste, irascible, conturbado.
Hijos míos: si vuestro corazón carece de paz: id y corred a su encuentro, deseadla como la tierra reseca añora la lluvia, deseadla como el pájaro enjaulado anhela recobrar su libertad, deseadla como el girasol necesita del sol para vivir.
3. Coronilla de Protección
(Se reza en un rosario común)
En cada Padre Nuestro:
Ave María Purísima, sin pecado concebida, hija de San Joaquín y santa Ana, María Santísima.
En cada Ave María (diez veces)
V. ¿Quién como Dios?
R. Nadie como Dios.
En cada Gloria:
V. Huid poderes malignos
R. venció Cristo el Señor.
Al final del Rosario:
V. Corazones Triunfantes de Jesús y de María.
R. Reinad en mi vida y en mi corazón. Amén.
Letanías al inmaculado Corazón de María
V/ Señor, ten piedad.
R/ Señor, ten piedad de nosotros.
V/Cristo, ten piedad.
R/Cristo ten piedad de nosotros.
V/Señor, ten piedad.
R/Señor, ten piedad de nosotros.
V/Cristo, óyenos.
R/Cristo óyenos.
V/Cristo, escúchanos.
R/Cristo, escúchanos.
V/Dios, Padre celestial.
R/Ten Misericordia de nosotros.
V/Dios, Hijo Redentor del mundo.
R/Ten Misericordia de nosotros.
V/Dios, Espíritu Santo
R/Ten Misericordia de nosotros.
V/ Trinidad Santa, un solo Dios.
R/ Ten Misericordia de nosotros.
Santa María, Corazón Inmaculado de María. Ruega por nosotros.
Corazón de María, lleno de gracia. Ruega por nosotros.
Corazón de María, vaso de amor más puro. Ruega por nosotros.
Corazón de María, consagrado integro a Dios. Ruega por nosotros.
Corazón de María, preservado de todo pecado. Ruega por nosotros.
Corazón de María, morada de la Santísima Trinidad. Ruega por nosotros.
Corazón de María, delicia del Padre en la Creación. Ruega por nosotros.
Corazón de María, instrumento del Hijo en la Redención. Ruega por nosotros.
Corazón de María, la esposa del Espíritu Santo. Ruega por nosotros.
Corazón de María, abismo y prodigio de humildad. Ruega por nosotros.
Corazón de María, medianero de todas las gracias. Ruega por nosotros.
Corazón de María, latiendo al unisonó con el Corazón de Jesús. Ruega por nosotros.
Corazón de María, gozando siempre de la visión beatifica. Ruega por nosotros.
Corazón de María, holocausto del amor divino. Ruega por nosotros.
Corazón de María, abogado ante la justicia divina. Ruega por nosotros.
Corazón de María, traspasado de una espada. Ruega por nosotros.
Corazón de María, coronado de espinas por nuestros pecados. Ruega por nosotros.
Corazón de María, agonizando en la Pasión de tu Hijo. Ruega por nosotros.
Corazón de María, exultando en la resurrección de tu Hijo. Ruega por nosotros.
Corazón de María, triunfando eternamente con Jesús. Ruega por nosotros.
Corazón de María, fortaleza de los cristianos. Ruega por nosotros.
Corazón de María, refugio de los perseguidos. Ruega por nosotros.
Corazón de María, esperanza de los pecadores. Ruega por nosotros.
Corazón de María, consuelo de los moribundos. Ruega por nosotros.
Corazón de María, alivio de los que sufren. Ruega por nosotros.
Corazón de María, lazo de unión con Cristo. Ruega por nosotros.
Corazón de María, camino seguro al cielo. Ruega por nosotros.
Corazón de María, prenda de paz y santidad. Ruega por nosotros.
Corazón de María, vencedora de las herejías. Ruega por nosotros.
Corazón de María, de la Reina de Cielos y tierra. Ruega por nosotros.
Corazón de María, de la Madre de Dios y de la Iglesia. Ruega por nosotros.
Corazón de María, que por fin triunfarás. Ruega por nosotros.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo.
Perdónanos Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo.
Escúchanos Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo.
Ten misericordia de nosotros.
V/ Ruega santa Madre de Dios
R/ Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.
Oremos:
Tú que nos has preparado en el Corazón Inmaculado de María una digna morada de tu Hijo Jesucristo, concédenos la gracia de vivir siempre conforme a sus enseñanzas y de cumplir sus deseos. Por Cristo tu Hijo, nuestro Señor. Amén.
5. Oración final.
Santísima Virgen María, Maestra de los apóstoles de los últimos tiempos, preparadme con vuestras lecciones de amor al segundo advenimiento de vuestro Hijo Jesús.
Avivad mis sentidos para que guarde en mi corazón vuestras enseñanzas, enseñanzas que son doctrina segura que me adentran al cielo. Despertad en mí: celo insaciable por la salvación de mi alma. Desapego al mundo y anhelos de santidad.
Instruidme en la ciencia de la cruz para que acepte con beneplácito el sufrimiento y me haga heredero de uno de los aposentos de vuestro Inmaculado Corazón.
Arropad todo mi ser con vuestros rayos de luz para que seáis mi Maestra y yo vuestro, discípulo que imite vuestras adorables virtudes para ser bien visto ante los ojos de vuestro Hijo. Fortalecedme en este tiempo de la tribulación, cercenad mi corazón con vuestra espada de doble filo y heridlo de amor, para que vuestra presencia siempre me acompañe hasta el día del retorno de Nuestro Señor Jesucristo.
Madre celestial, Maestra del apóstoles de los últimos tiempos, preservad nuestra Iglesia frente a toda apostasía, herejía y cisma.
Conservadnos fieles a la Tradición de la Iglesia e instruidnos con vuestra Sabiduría Divina para que la luz del Espíritu Santo acreciente nuestra fe, nos muestre el camino de salvación y lleve nuestro corazón a la santidad.
Madre celestial, Maestra de los apóstoles de los últimos tiempos, guardad al resto santo en vuestro Inmaculado Corazón hasta el día de la segunda llegada de vuestro Amadísimo Hijo Jesús.
Amén.
Buenos dia Paty
Me puedes hacer el favor de enviarme la oracion num. 29 de la oracion de consagracion al Inmaculado corazon de Maria de los 33 dia ya que me quede 28 de 33.
Gracias.
Recibe Bendiciones