Evangelio San Juan 3,14-21. Domingo 15 de Marzo de 2015.
“DIOS ENVIÓ A SU HIJO AL MUNDO, PARA QUE EL MUNDO SE SALVE POR ÉL”.
Recuerden la serpiente que Moisés hizo levantar en el desierto: así también tiene que ser levantado el Hijo del Hombre,
y entonces todo el que crea en él tendrá por él vida eterna.
¡Así amó Dios al mundo! Le dio al Hijo Unico, para que quien cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.
Dios no envió al Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que se salve el mundo gracias a él.
Para quien cree en él no hay juicio. En cambio, el que no cree ya se ha condenado, por el hecho de no creer en el Nombre del Hijo único de Dios.
Esto requiere un juicio: la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas.
Pues el que obra el mal odia la luz y no va a la luz, no sea que sus obras malas sean descubiertas y condenadas.
Pero el que hace la verdad va a la luz, para que se vea que sus obras han sido hechas en Dios.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México