“MALDITO EL QUE CONFÍA EN EL HOMBRE; BENDITO EL QUE CONFÍA EN EL SEÑOR”.
Así habla Yavé:
¡Maldito el hombre que confía en otro hombre,
que busca su apoyo en un mortal,
y que aparta su corazón de Yavé!
Es como mata de cardo en la estepa;
no sentirá cuando llegue la lluvia,
pues echó sus raíces
en lugares ardientes del desierto,
en un solar despoblado.
¡Bendito el que confía en Yavé,
y que en él pone su esperanza!
Se asemeja a un árbol plantado
a la orilla del agua,
y que alarga sus raíces hacia la corriente:
no tiene miedo de que llegue el calor,
su follaje se mantendrá verde;
en año de sequía no se inquieta,
ni deja de producir sus frutos.
El corazón es lo más complejo,
y es perverso: ¿quién puede conocerlo?
Yo, Yavé, yo escudriño el corazón
y sondeo las entrañas;
yo doy a cada cual según su conducta
y según el fruto de sus obras.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México
Señor ten misericordia de mi pecador…