De la carta a los Hebreos 9,2-3.6-7.11-14. Sábado 24 de Enero de 2015.
“CON SU PROPIA SANGRE, CRISTO ENTRÓ PARA SIEMPRE EN EL SANTUARIO”.
Hermanos: en la antigua alianza el santuario estaba dispuesto de tal manera que una primera habitación fue destinada para el candelabro y la mesa con los panes ofrecidos; esta parte se llama el Lugar Santo.
A continuación, detrás de la segunda cortina, hay otra habitación, llamada el Lugar Santísimo,
Estando todo dispuesto de esta manera, los sacerdotes entran en todo tiempo en la primera habitación para cumplir su ministerio;”
pero en la segunda tan sólo entra el sumo sacerdote una sola vez al año, y nunca sin la sangre que va a ofrecer por sus extravíos y por los del pueblo.
Cristo vino como el sumo sacerdote que nos consigue los nuevos dones de Dios, y entró en un santuario más noble y más perfecto, no hecho por hombres, es decir, que no es algo creado.
Y no fue la sangre de chivos o de novillos la que le abrió el santuario, sino su propia sangre, cuando consiguió de una sola vez la liberación definitiva.
La sangre de chivos y de toros y la ceniza de ternera, con la que se rocía a los que tienen alguna culpa, les dan tal vez una santidad y pureza externa,
pero con toda seguridad la sangre de Cristo, que se ofreció a Dios por el Espíritu eterno como víctima sin mancha, purificará nuestra conciencia de las obras de muerte, para que sirvamos al Dios vivo.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México
En la antigua alianza solo los Sacerdotes podían entrar al sitio Sagrado…El Cordero Inmolado abrió este camino de poder todos los cristianos formar parte de este templo Sagrado, Cristo, Jesús. Es necesario limpiar nuestro templo para que el Amor de Dios hecho carne se manifieste en nosotros, así podremos ser verdaderos discípulos de Cristo. Señor que tu sacrificio en la cruz no haya sido envano para muchos cristianos….Dios reina eternamente. Amén