“EL QUE AMA A SU HERMANO PERMANECE EN LA LUZ”.
Vean cómo sabremos que lo conocemos: si cumplimos sus mandatos.
Si alguien dice: “Yo lo conozco”, pero no guarda sus mandatos, ése es un mentiroso y la verdad no está en él.
En cambio, si uno guarda su palabra, el auténtico amor de Dios está en él.
Y vean cómo conoceremos que estamos en él:
si alguien dice: “Yo permanezco en él”, debe portarse como él se portó.
Hijos queridos, no les escribo un mandamiento nuevo, sino el mandamiento antiguo, el que ustedes tenían desde el comienzo; este mandamiento antiguo es la palabra misma que han oído.
Y, sin embargo, se lo doy como un mandamiento nuevo, porque es realmente novedad tanto en ustedes como en Jesucristo; ya se van disipando las tinieblas y brilla la luz verdadera.
Si alguien piensa que está en la luz mientras odia a su hermano, está aún en las tinieblas.
El que ama a su hermano permanece en la luz y no hay en él causas de tropiezo.
En cambio, quien odia a su hermano está en las tinieblas y camina en tinieblas; y no sabe adónde va, pues las tinieblas lo han cegado.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México