Acto de reparación al Corazón Eucarístico de Jesús
Para los primeros Jueves de mes.
III. Reparad por mis hijas que vienen a recibirme con vestidos indecorosos.
Coronilla de Reparación al Corazón Eucarístico
En un Rosario.
En vez del Padre Nuestro:
Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo, os adoro profundamente; os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo presente en todos los tabernáculos del mundo, en reparación de los ultrajes, de los sacrilegios y de las indiferencias con los cuales es ofendido; por los méritos infinitos del Sagrado Corazón de Jesús y del Corazón Inmaculado de María os pido por la conversión de los pobres pecadores.
En vez del Ave María (diez veces):
V. Dios mío yo creo, adoro, espero y os amo.
R. Y os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no os aman.
En vez de Gloria:
Por siempre sea adorado, mi Jesús Sacramentado.
Al final de la coronilla, repetir 3 veces:
V. Corazón agonizante de Jesús:
R. Reparo toda irreverencia contra vuestro Corazón Eucarístico. Amén.
III. Reparad por mis hijas que vienen a recibirme con vestidos indecorosos.
Jesús:
Hijo amado: me hallo solitario en el Tabernáculo de mi Amor Divino. Busco almas reparadoras del Santísimo Sacramento del Altar, pero las ocupaciones del día no les permiten venir a cumplir con este oficio de Ángeles. Vosotros que sois dóciles a mi voz, escuchad mis lamentos y atended a mis suplicas con prontitud porque muchas de mis hijas se acercan a recibirme bajo las especies sacramentales, vestidas indecorosamente. ¡Cómo laceran mi Corazón Eucarístico, al tener que descender en un corazón impuro! Porque estas almas no han medido la grandeza que tienen ante sus ojos, no han entendido que a la Eucaristía se viene con los mejores trajes porque es estar ante la presencia del Rey del Universo, es estar ante el Dios verdadero que se da como alimento a la humanidad.
Querido hijo: reparad en este primer jueves de mes, porque muchas de mis hijas exhiben su cuerpo como ganado en exposición, hijas que despiertan la tentación y el apetito carnal dentro de la Casa de Dios por no vestirse adecuadamente; hijas que tendrán que comparecer ante el Tribunal Divino por no haber usado vestidos modestos para la celebración del Santo Sacrificio de la Misa.
¡Cómo quisiera, alma reparadora, que las modas no sean causa de pecado!, porque tristemente muchas avivan y despiertan los sentidos de los hombres, inclinándolos al mal y a la concupiscencia de la carne.
¡Cómo quisiera, alma reparadora, que intensificarais vuestros sacrificios y penitencias en este día, de tal modo que mis hijas vengan hacia Mí vestidas con ropajes de pudor y de recato!
¡Cómo quisiera, alma reparadora, que os unierais a mi dolor!, cuando veáis que algunas de mis hijas llegan al Milagro de los milagros con vestidos poco adecuados para un acto tan sublime y extraordinario como es, la Eucaristía.
Rogad para que, estas almas, perciban el arropo de mi virginal mirada; mirada que las mueva a cubrir su cuerpo; mirada que las encamine al pudor; mirada que les haga sentir, crepúsculos de pureza en su corazón.