“EL HOMBRE NO PUEDE HACER TRIUNFAR SU CAUSA CONTRA DIOS”.
Job tomó la palabra y dijo:
En verdad, yo sé muy bien que es así.
¿Cómo puede un hombre justificarse ante Dios?
Si quisiere discutir con él,
no podría responderle ni una entre mil veces.
Su corazón es sabio y su fuerza es enorme.
¿Quién puede resistirle inpunemente?
El traslada los montes sin que se den cuenta
y los sacude en su furor.
El remueve la tierra de su sitio
y sus columnas se bambolean.
Si él no quiere, no aparece el sol,
y si él las tapa, no lucen las estrellas.
El solo desplegó la bóveda de las estrellas
y camina por encima de los mares.
El ha dispuesto la Osa y Orión,
las Pléyades y las Cámaras del sur,
hace cosas tan grandes que son insondables,
y maravillas que no pueden contarse.
Si pasa junto a mí, yo no lo veo,
si me pasa a rozar, no me doy cuenta.
Si se apodera de una presa, ¿quién se lo impedirá?
¿Quién podrá decirle: qué es lo que haces?
¿Quieren que yo vaya a replicarle
y me ponga a discutir con él,
o que le suplique a mi juez
que no me responde aun cuando tengo la razón?
Podría apelar a él, aguardando una respuesta,
pero, ¿cómo creer que me atenderá?
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México