La Natividad de la Santísima Virgen.- Hace al menos doce siglos que la Iglesia romana sitúa el nacimiento de la Virgen María el 8 de septiembre. En esta ocasión los cristianos, que nos consideramos sus hijos, damos gracias a Dios por haber creado a esta mujer infinitamente buena y, por así decirlo, todopoderosa, y por habérnosla dado como madre.
San CORBINIANO
Nacido probablemente en Arpajon, cerca de París;
Muerto en Freising (Baviera) hacia 730
Se llamó primeramente Waldkiso, como su padre, cuando su madre enviudó, tomó su nombre de Corbinia, para darle testimonio de su afecto y consolarla. Se ignora lo que hizo hasta el tiempo en que partió hacia Roma, para ir a hablarle al Papa de su vocación. Contaba con que le concediera un rincón en una catacumba, para vivir ahí como ermitaño cerca de las tumbas de los mártires. El Papa Gregorio II le confirió la consagración episcopal y lo encargó de hacer la conversión de Baviera en donde solamente algunos habitantes, como Grimoaldo, el duque reinante, eran cristianos.
Grimoaldo recibió gustoso al enviado pontificio. Hace falta decir que Grimoaldo se había casado con Pilitruda, la viuda de su hermano, lo cual era contrario al derecho canónico. El se separó de ella sin dificultad, quizás hasta con alivio; ella, por el contrario, concibió tal odio por el autor de su desgracia que desde ese momento solo soñó con hacerlo desaparecer. Corbiniano salió de Freising para evitar que lo asesinaran. Se fue a Mais (Tirol) y construyó ahí un monasterio de donde él y sus colaboradores salían para divulgar el Evangelio. Pasó asi la mayor parte de sus quince años de carrera apostólica. Volvió a Freising cuando Pilitruda había sido apresada y llevada como rehén por los Francos; y ahí murió en el momento en que Charles Martel terminaba la conquista de Baviera.
