Los jóvenes y la adoración a Jesús en un retiro.
Para el joven los retiros de la Iglesia pueden llegar a ser molestos, aburridos si no saben lo que van a vivir, aunque se les diga que van a tener una experiencia con Cristo Jesús, esto no responde a sus expectativas cotidianas, acostumbrados a un mundo electrónico y cibernético, puede a primera vista no ser interesante.
Hay cuatro grandes momentos que un joven puede experimentar a Cristo Jesús, cuando vive en un retiro, sea de primer anuncio o kerigmático, sea de crecimiento, sea sacramental, sea de formación ahí se presenta él; al mismo tiempo los temas brotan y nos dejan ver lagunas enormes sobre la fe que viven, cuando estos temas se ponen a modo comentario; se ve su falta de experiencia en la fe, pueden ser los mejores en clases, los más destacados en alguna materia específica o física pero muy a menudo se ven con un vacío espiritual.
Por lo regular, los jóvenes llegan a un retiro forzados por sus padres y por la misma Iglesia que pone como requisito este retiro para que cumpla su formación; los padres los envían con sus recursos para negociar un determinado beneficio, es poco el joven que se ve entusiasmado en el retiro y sí tomáramos una foto de cómo llegan y como terminan, se diría que no son los mismos, ¡claro eso lo hace Cristo Jesús!
Hay un momento especial en el retiro cuando viene la adoración de nuestro Señor Jesús, la llegada del Señor genera múltiples reacciones en los jóvenes; en algunos da gusto ver su postración y respeto; algunos más lo ven entrar y recorrer el lugar con gran expectación viendo aquella custodia; y otros más con un dejo de indiferencia, al final juntos están ante el Señor, unos saben que adoran, otros no sabe lo que pasa, parece tan irreal, sin embargo están ante él; Jesús dijo a la samaritana “ustedes los samaritanos no saben lo que adoran” y el asegura posteriormente: “nosotros sí sabemos lo que adoramos” cfr. Jn 4, 22.
En un bello congreso para jóvenes donde los jóvenes irradiaban una fe que da gusto sentir, palpar y sobre todo vivir, nos convence que saben lo que adoran, los que no saben lo que adoran puede deducirse por varios factores (1) sus padres no se lo han enseñado; (2) cuando han sido influenciados en sus juicios por amigos, maestros etc.; (3) cuando los medios de comunicación han modificado su doctrina, conducta y quizá un punto (4) el que la Iglesia haya dejado de alimentar y cultivar adecuadamente la adoración hacía Jesús cfr. Lc 1, 4.
La fe demanda que cada joven se forme en lo básico, en lo medio y avanzado de la fe, al ser Cristo-céntricos es inevitable adorar a Cristo Jesús por ello la urgencia de saber lo que se adora; el suplicio de aquella familia que narra el libro de los macabeos donde se animaban unos a otros y aquella madre animando a no ceder, a no desfallecer en la fe, era extraordinario y esto todavía hacen posible el arraigarse en torno a Cristo donde millones lo han amado y que mejor ante el sagrario, ante su adoración colectiva (pueblo).
Sí, no hay que ocultar, en el retiro unos jóvenes a un criterio humano tendrán un encuentro con Cristo Jesús y otros no según uno pero a fin de cuentas sólo Dios lo sabe,; lo que es un hecho es que la Iglesia avanza en la evangelización y van recuperando terreno ante la ignorancia religiosa y ante la adoración de Cristo Jesús; el libro del profeta Daniel nos muestra aquellos jóvenes que se mantienen fieles muy a pesar de la envidia de los babilonios, de igual manera, muchos seguirán diciendo que en esa custodia solo hay un pedazo de pan sin fermento y nada más, pero para el joven católico le espera una realidad transformante: “Cristo Jesús”.
Ya hemos visto unas fallas importantes, ahora, corresponde a actuar y ayudar solidariamente a esos jóvenes desde el seno paterno hasta el seno de nuestra Iglesia, bienvenido ese reto, pues Jesús le asegura salvación cuando las rodillas se posan ante él y veremos paulatinamente el cambio de actitud de los jóvenes en la adoración a Cristo Jesús.
Hay muchas maneras de ayudarlos con catequesis, exposiciones del Señor, doctrina, videos, testimonios y participación en horas santas y toda clase de acción devota hacía Jesús eucaristía, ¡todo es posible!, pues el que lo hace es él mismo: “Jesús sacramentado”.
Concluimos: hacía los años 80’s cuando se escuchaba las campanillas anunciado a Cristo Jesús, había muchísimos adultos que inmediatamente se hincaban porque era el Señor que hacía acto de presencia, trabajando unidos como Iglesia veremos a muchos jóvenes hacer eso mismo, en los ranchos todavía se ve ese acto hermoso, esperemos el trabajo y adoración a cristo Jesús nos de los frutos que el mismo Señor Jesús nos quiera dar para gloria de él.