Etimológicamente significa “viril”. Viene de la lengua griega.
Arsenio nació en Roma en y murió en Menfis (Egipto) en el año 412.
Este anacoreta (monje) vivía tan concentrado en su mundo de oración, reflexión y del trabajo en el huerto que solía pensar y escribir de forma proverbial, sobresaliente.
Arsenio era muy conocido por su presencia venerable. Alto, flaco, bien parecido, con presencia, con una barba larguísima y muy blanca por eso era su miedo alpecado.
A él se le atribuyen muchas máximas o refranes, dichos. “A menudo me he arrepentido de haber hablado, raramente de haberme callado”. Ejemplo de ese pensar tan profundo.
No está muy claro que fuese nombrado diácono en Roma y más tarde el preceptor del hijo del emperador Teodosio I de Constantinopla, todo lo hizo antes de que se retirase al desierto a vivir como anacoreta
.
Se pasó muchos años viviendo en el desierto. Todo le iba muy bien hasta que llegaron los Vándalos y le fastidiaron la vida.
Estos le obligaron a que se fuera a Canope y después a Troë. El santo de hoy tenía una gran experiencia de todo lo referente al alma humana, a lo espiritual y a la persona globalmente considerada mística.
Creía en el pecado original, en el demonio, estaba consciente de la perfección del cristiano y en el peligro que representan a veces las mujeres como una tentación muy fuerte para los servidores de Dios.
Una mujer romana hizo un largo viaje para verle, estaba muy desesperada y lo encontró mediante la ayuda de Teófilo, el patriarca de Antioquía. Al verla, le dijo: “Vuelva y déjeme tranquilo”, le gritó desde el fondo de su cueva donde el moraba desde hace buen tiempo. Acuérdese al menos de rezar a Dios por mí.
La mujer salió desconsolada y desesperada hasta que Teófilo le explico que se trataba de su cuerpo y de su cara ( lo carnal qué quería evitar, no de su alma, a la que Arsenio jamás olvidaría ,Arsenio era sencillo temía su perdición de su alma y todo esto lo hizo muy popular entre la gente, sus dichos tan conocidos todavía se usan.