“DIOS SALVA AL QUE CUMPLE SU VOLUNTAD”.
Escucha, pueblo mío, que te hablo;
Israel, declaro en contra tuya,
yo, Dios, que soy tu Dios.
No te reprendo por tus sacrificios,
o por tus holocaustos, que están siempre ante mí.
No tomaría un toro de tu establo
ni un chivo de tu corral,
pues mío es cuanto vive en la selva
y los miles de animales de los montes.
Conozco todas las aves del cielo
y mío es cuanto se mueve en el campo.
Si tuviera hambre, no te lo diría,
pues mío es el orbe y lo que encierra.
¿Acaso comeré carne de toros
o beberé la sangre de cabritos?
Pero al impío Dios le dice:
“¿Por qué vas repitiendo mis preceptos,
y andas siempre hablando de religión,
tú que odias mis reprensiones
y te echas mis palabras a la espalda?
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México