“¿ CREEN ACASO QUE ESTE TEMPLO, DONDE SE INVOCA MI NOMBRE, ES UNA CUEVA DE LADRONES?”.
A Jeremías le llegó esta palabra de Yavé:
Párate en la puerta de la Casa de Yavé y publica allí esta palabra: Escuchen, hombres de Judá, que entran por esta puerta a adorar a Yavé.
Así habla Yavé, Dios de Israel:
Mejoren su proceder y sus obras, y yo me quedaré con ustedes en este lugar.
No confíen en palabras mentirosas como éstas: ¡Miren el Templo de Yavé!, ¡aquí está el Templo de Yavé!, ¡éste es el Templo de Yavé!
Más bien mejoren su proceder y sus obras y hagan justicia a todos.
Dejen de oprimir al extranjero, al huérfano y a la viuda. No manchen este lugar con sangre de gente asesinada. No vayan en pos de otros dioses, para desgracia de ustedes.
Yo, entonces, los mantendré en este lugar, en el país que di a sus padres desde hace tiempo y para siempre.
Pero ustedes se fían de palabras engañosas e inútiles.
Ustedes roban, matan, toman la esposa del prójimo, juran en falso u ofrecen sacrificios a otros dioses, que no son de ustedes…
Y luego vienen a presentarse ante mí, en este Templo que lleva mi Nombre, y dicen: “¡Aquí estaremos seguros después de cometer tantas maldades!”
¿Será un refugio de ladrones esta casa mía sobre la cual descansa mi Nombre?
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México