“TE CONSAGRÉ COMO PROFETA DE LAS NACIONES”.
Estas son las palabras de Jeremías, hijo de Helcías, de una familia de sacerdotes que vivían en Anatot, en la tierra de Benjamín.
Me llegó una palabra de Yavé:
Antes de formarte en el seno de tu madre, ya te conocía; antes de que tú nacieras, yo te consagré, y te destiné a ser profeta de las naciones.
Yo exclamé: “Ay, Señor, Yavé, ¡cómo podría hablar yo, que soy un muchacho!”
Y Yavé me contestó: “No me digas que eres un muchacho. Irás adondequiera que te envíe, y proclamarás todo lo que yo te mande.
No les tengas miedo, porque estaré contigo para protegerte, palabra de Yavé.
Entonces Yavé extendió su mano y me tocó la boca, diciéndome: “En este momento pongo mis palabras en tu boca.
En este día te encargo los pueblos y las naciones:
Arrancarás y derribarás,
perderás y destruirás,
edificarás y plantarás.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México