“SOCÓRRENOS, DIOS, SALVADOR NUESTRO”.
Oh Dios, los paganos han entrado en tu heredad, han profanado tu santuario, y a Jerusalén la han dejado en ruinas.
Arrojaron los cuerpos de tus siervos como carroña a las aves de rapiña y la carne de tus fieles a las fieras.
Somos una vergüenza ante nuestros vecinos, objeto de risa y burla a nuestro derredor.
¿Hasta cuándo, Señor, durará tu cólera? ¿Tus celos quemarán siempre como fuego?
No nos tengas rencor por faltas de nuestros padres, que tu misericordia corra a nuestro encuentro, pues ya no podemos más.
Ayúdanos, oh Dios, salvador nuestro, en atención a la gloria de tu nombre; líbranos y perdona nuestros pecados en honor a tu nombre.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México
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