Obispo
Braulio significa: “espada de fuego, el que resplandece”. De origen Germano.
San Braulio fue un escritor y obispo de Zaragoza.Nacio hacia el 590 en Zaragoza (España).
Obispo de Zaragoza desde 626 (si bien Trevijano sitúa su obispado entre el 631 y el 651, en cuya sede sucedió a su hermano Juan, que lo había gobernado entre el 619 y el 631), fue uno de los intelectuales más destacados de la España visigoda. Tuvo relación con San Isidoro de Sevilla, de quien catalogó sus Etimologías, a las cuales puso títulos y dividió en capítulos. Se conservan numerosas epístolas que dan idea de la fecunda comunicación que mantuvieron.
Escribió una Vida de San Millán de la Cogolla (h. 640) y un muy valioso himno en honor del mismo santo, que está considerado como uno de los mejores poemas del periodo visigodo. Fue su discípulo San Eugenio de Toledo, llamado «El Poeta», que llegó a Zaragoza para ponerse en contacto con Braulio, y supo fundir las enseñanzas de su maestro y de San Isidoro.
Es de gran calidad su Epistolario. Se conservan unas 44 cartas, que ofrecen amplia documentación sobre la cultura de su tiempo y muestran su relación con el papa Honorio I y con los reyes visigodos Chindasvinto y Recesvinto. También se le atribuyen a él las Actas de los Mártires de Zaragoza.
Acudió a los concilios V (636) y VI (638) de Toledo, fue sucedido en la diócesis episcopal de dicha ciudad por el obispo Tajón.
Al morir su hermano Juan, que era obispo de Zaragoza, el clero y los fieles lo eligieron para que lo reemplazara.
Como obispo se preocupó mucho por tratar de que el pueblo se instruyera más en la religión y por extirpar y acabar con los errores y herejías que se habían propagado, especialmente el arrianismo, una doctrina hereje que negaba que Jesucristo sea Dios verdadero.
Tan grande era la elocuencia de San Braulio y su capacidad para convencer a quienes le escuchaban sus sermones que la gente decía: “Parece que cuando está hablando, es el mismo Espíritu Santo el que le va diciendo lo que él tiene que decir”.
Los obispos de España lo encargaron de las relaciones episcopales con el Papa de Roma.
En la catedral, y en el famosísimo santuario de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza, pasaba varias horas cada día rezando con especial fervor.
Aborrecía todo lo que fuera lujo y vanidad. Sus vestidos eran siempre pobres, y su comida como la de un obrero de clase baja.
Todas las limosnas que le llegaban las daba para ayudar a los pobres. Y se dedicaba con mucho esmero a enseñar a los ignorantes.
Las gentes decían que era difícil encontrar en el país uno que fuera más sabio que él. Y en sus cartas se nota que había leído muchos autores famosos. Había estudiado muy profundamente la S. Biblia. Y su estilo es elegante y lleno de bondad y de amabilidad. Se firmaba: “Braulio, siervo inútil de los santos de Dios”.
Los últimos años tuvo que sufrir mucho por la falta de la vista, algo que para él que era tan gran lector, era un verdadero martirio. Pero aprovechaba su ceguera para dedicarse a rezar y meditar.
Tuvo como alumno a otro gran santo: San Eugenio, obispo.
Poco antes de morir le pareció escuchar aquellas palabras de Jesús: “Ven siervo bueno y fiel; has sido fiel en lo poco, te pondré sobre lo mucho. Entra en el gozo de tu Señor”. Y respondió entusiasmado: “Voy pronto, Señor, ya estoy listo”. Y murió santamente.
Esto fue en Zaragoza el año 651. Le sucedió como obispo de la ciudad Tajón.
Todo lo puedo en Cristo que me fortalece (San Pablo).
estas son historias que los jovenes deben conocer,y conocer sobre sus escritos,ahora los jovenes solo leen basura que les corrompe la mente,yo se que para difundir o regalar estas lecturas es un costo pero debe hacerse, el Señor proveera.