Del libro del Sirácide ( Eclesiástico) 47,2-13. Viernes 7 de Febrero de 2014.
“DAVID AMABA CON TODA EL ALMA A SU CREADOR Y LE ENTONABA CANCIONES DE ALABANZA”
Así como en un sacrificio se reservan las grasas para el Señor, así fue puesto aparte David entre los hijos de Israel.
David se entretenía con leones y con osos como si fueran cabritos o corderitos.
¿No mató al gigante en su juventud? Con una piedra de su honda abatió al arrogante Goliat y así lavó la afrenta hecha a su pueblo.
Había clamado al Señor, al Altísimo, y éste le dio a su brazo la fuerza para acabar con ese terrible combatiente; así le dio la victoria a su pueblo.
Le atribuyeron el mérito de haber muerto a diez mil, cantaban sus alabanzas bendiciendo al Señor y le ofrecieron la corona.
Porque aplastó al enemigo en todos los frentes, aniquiló a los filisteos que lo atacaban, y el poder de éstos se debilitó hasta nuestros días.
Después de tantas hazañas, David rindió homenaje al Santo, al Altísimo, con cánticos de alanbanza; le entonó himnos con todo su corazón; se sentía contento por lo que le había hecho.
David puso delante del altar a los cantores con arpas para que dejaran oír sus voces melodiosas.
Dio esplendor a las fiestas y realzó el brillo de las solemnidades, haciendo que se alabara el nombre del Señor: desde la aurora se oía el canto sagrado.
El Señor le perdonó sus pecados y quiso que su poder perdurara por los siglos: se comprometió con él en lo que respecta a los reyes futuros, y le prometió que haría gloriosa su dinastía en Israel.
David tuvo por sucesor a un hijo lleno de sabiduría; gracias a su padre, vivió a sus anchas.
Salomón reinó en un período de paz y Dios le ahorró cualquier preocupación en sus fronteras, porque tenía que levantar un Templo en honor de su Nombre y prepararle un Santuario por los siglos.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México