Entronización de la palabra de Dios, necesidad de la familia.
Se llena de regocijo cuando uno entra a una casa y ve que ante la imagen de Cristo Jesús, está un pedestal que soporta la palabra de Dios, ¡sí!, el libro santo abierto y otros todavía le tienen una pequeña luz artificial, ¿qué maravilla! Y llega uno hacer una oración por aquella familia para que esa palabra que luce ahí hermosamente se haga vida en sus vidas.
Este acto de fe, nos indica que está familia se esfuerza por entronizar la palabra de nuestro Señor Jesús, el ¡logos!, Dios comunicándose con el hombre y trasmitiendo su sabiduría y dialogando estrechamente, ¡cara a cara! con la familia; a lo largo de los siglos la palabra santa brilla en los hogares que permiten sea el centro de sus vidas, la han entronizado y lo extraordinario es que le ¡creen!; el santo evangelio narra que al ver las curaciones que realizaba Jesús motivaba que la gente intentará tocarlo cf. Lc 6, 19. La esperanza de quedar sanos de sus dolencias, de sus enfermedades, de sus afecciones les hacía perder hasta la vergüenza y muchos en la actualidad hasta llegan a dudar de la inspiración divina de la palabra de Dios.
Los relatos sacerdotales y Yahvístas de la creación categóricamente confirman la eficacia de esta palabra de Dios, cada hágase es un cumplimiento a esa voz creadora, pero lo más trascendental es la misma creación del hombre, sí esta palabra de Dios es capaz de cumplir su cometido, ¿qué obstáculo puede encontrar en su familia para no llevarle por una vida familiar saludable?; el numeral 6 de la exhortación apostólica postsinodal “Verbum Domini”, trata sobre ese Dios que habla, que dialoga, ese Dios que se revela y por tanto que habita en las casas cuando aquella familia tiene la sagrada escritura en sus casas no como adorno o signo de católico o requisito de fe, ¡de ninguna manera!, es porque reina como quien va marcando el camino y ritmo de vida de la familia.
¿Su familia no tiene necesidad de que Dios hable con ustedes?, seguramente responda que sí, pero que tanto lo creemos o lo necesitemos y en qué lugar quiere que le hable; es evidente que hay tecnología sensacional, hay una gran mercadotecnia y abundan los artículos de primera, segunda y suntuarios, hay avances en las relaciones humanas, pero también es cierto y no se puede ocultar que hay una ausencia de vida espiritual, mucho material, pero seco el espíritu, por la falta de la palabra de Dios en los hogares; quizá sus miembros tengan los celulares más actuales, las tablet de moda, las computadoras más versátiles, la ropa más “nice” como se dice pero nada de Dios, Dios es como un complemento tan es así que un joven fue a misa, aparte de llegar tarde se salió mucho antes, su papá le preguntó que le paso y le dijo: “es que me aburrí”, ¡vaya situación de vida!
Las familias necesitan con urgencia entronizar la palabra de Dios para ser transformados, es contundente como cita el salmo 119, 105: Tu palabra es antorcha para mis pasos, luz para mi sendero. Muchas familias viven en una espesa niebla, actúan por inercia, viven e incluso por rutina por no ser iluminados por Dios; el pueblo judío después del exilio ve la necesidad que la palabra vuelva a reinar en su interior del pueblo: Neh 8:1-3 Llegado el mes séptimo, todo el pueblo se congregó como un solo hombre en la plaza que está delante de la puerta del Agua. Dijeron al escriba Esdras que trajera el libro de la Ley de Moisés que Yahvé había prescrito a Israel.
Trajo el sacerdote Esdras la Ley ante la asamblea, integrada por hombres, mujeres y todos los que tenían uso de razón. Era el día uno del mes séptimo.
Leyó una parte en la plaza que está delante de la puerta del Agua, desde el alba hasta el mediodía, en presencia de los hombres, las mujeres y todos los que tenían uso de razón; y los oídos del pueblo estaban atentos al libro de la Ley.
Todo el calvario que vivió el pueblo de Israel fue por abandonar a Dios, ¿cree usted que al no reinar la palabra de Dios en su hogar, no le este abandonando?, ¿cree que al no conocer la palabra de Dios por no leerla, meditarla, profundizarla Dios se le complique en su vida?; unos cuantos versículos proclamados en familia diario transforma el corazón, de ahí que Dios señale que nos va a cambiar el corazón de piedra y es solamente con su palabra poderosa cf. Eze 36, 26: quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne.
Haga la prueba y verá que Dios cumple hasta lo más mínimo, atrévase a leer la palabra de Dios en su hogar, a sus hijos a su esposo o esposa, ofrezca solo unos 10 minutos de su apreciable tiempo y usted será testigo de una nueva vida en el espíritu, pues la palabra es transformadora, atrévase a darle un espacio en su hogar a la palabra de Dios y sí puede el respeto que se merece, así como ser el motor de su familia, no se quede con la necesidad aunque sus miembros le contra digan y no crean, para eso ésta, ¡para darse a conocer o revelar!, como buenos padres dele a sus hijos y a usted. El alimento de la palabra de Dios trae una profunda relación con él, bienvenido a los que han entendido que entronizar a Dios les cumplirá lo ofrecido al pueblo santo de Dios y sus Iglesia.
no es facil acercar la palabra de DIOS por la gran indiferencia ,primero como dijo nuestro papa ,FORTALEZCAN SUS CORAZONES,por el mundo de hoy es muy cruel con los que creen