Del 2o libro de Samuel 7,18-19.24-29. Jueves 30 de Enero de 2014.
“¿QUIÉN SOY YO, SEÑOR, Y QUÉ ES MI CASA?”.
Entonces el rey David fue a sentarse ante Yavé: “¿Quién soy yo Señor Yavé? ¿Qué es mi familia para que me hayas conducido hasta acá?”
Pero eso te parece todavía muy poco, Señor Yavé, ya que ahora extiendes tus promesas a la familia de tu servidor para un futuro lejano; ¿es ese un destino normal para un hombre, Señor Yavé?”
Tú estableciste a tu pueblo Israel para que fuera tu pueblo para siempre, y tú, Yavé, llegaste a ser su Dios.
Ahora pues, Señor Yavé, haz que sea siempre cierta la palabra que acabas de pronunciar respecto a tu servidor y a su familia; haz lo que dijiste.
Entonces será glorificado tu nombre para siempre y dirán: ¡Yavé Sabaot es Dios de Israel!
La casa de tu servidor David permanecerá firme delante de ti,
ya que eres tú Yavé Sabaot, el Dios de Israel, quien ha hecho esta revelación a tu servidor: “Te edificaré una casa”. Por eso tu servidor tiene la audacia de dirigirte esta plegaria:”
Señor Yavé, tú eres realmente Dios, tus palabras son verdaderas, y tú eres quien hace la promesa a tu servidor.
Ahora dígnate bendecir la familia de tu servidor; que tu bendición acompañe siempre a mi familia, como tú, Señor Yavé, lo has dicho”.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal católico: Asamblea Eucarística. México