San Damaso.
San Dámaso
Este nombre proviene de la lengua griega y significa “el hábil domador”.
Se cree que nació hacia el año 305 , aunque se desconoce el lugar exacto de su nacimiento, probablemente fue en la zona de Gallaecia en la Peninsula Iberica, parte del Imperio Romano de Occidente, creció en Roma, en 341, conoció a Atanasio de Alejandria, en esa época exiliado en Roma, del que se hace seguidor y amigo, simpatizando en causas comunes. Habia acompañado en su exilio al Papa Liberio en el 355, cuando aun era diacono. Sin embargo cuando regreso con el Papa a Roma en el 357, como mucho otros clérigos, se adhirió al antipapa Felix, para mas tarde reconciliarse con Liberio.
Fue el Papa 37 de la Iglesia Catolica, su papado fue de los años 366-384, le precede Liberio y le sucede Siricio.
La actitud de Liberio supuso un duro revés para el prestigio de la Iglesia de Roam. Sucesor tendría tendría que enderezar el rumbo y refirmar su primacio sobre las demás comunidades crisitianas. El 1 de octubre del año 366, Damaso fue elegido obispo de Romas, por la mayoría de fieles y eclesiásticos en la basilica de Lorenzo de Lucina.
Este Pontífice se hizo famoso por haber redactado y hecho grabar los epitafios o lápidas en los sepulcros de muchos famosos mártires de las catacumbas de Roma.
Era de familia española. Fue secretario de los Pontífices, San Liberio y San Félix, y al ser elegido Papa, en el año 366, hizo honor a su nombre, que significa “”domador””, porque tuvo que sofocar una sangrienta rebelión que en Roma se levantó contra él.
Tuvo como secretario al gran San Jerónimo, al cual le encargó que tradujera la S. Biblia al idioma popular, y esta traducción llamada “”La Vulgata””, fue la que empleó la Iglesia Católica durante 15 siglos.
San Jerónimo dice de él: “”era un hombre puro, que fue elegido para dirigir a una Iglesia que debe ser pura””. Sus epitafios sobre las tumbas de los mártires en las catacumbas (o subterráneos de Roma) se han conservado muy bien, y de varios santos lo único que sabemos se debe a lo que él escribió sobre sus tumbas. Así por ej. de San Tarcisio, el mártir de la Eucaristía, etc. Era excelente poeta.
San Dámaso redactó su propio epitafio así: “”Yo, Dámaso, hubiera querido ser sepultado junto a las tumbas de los santos, pero tuve miedo de ofender su santo recuerdo. Espero que Jesucristo que resucitó a Lázaro, me resucite también a mí en el último día””.
Desde muy joven, su lectura preferida fue la S. Biblia, y decía que el manjar más exquisito que había encontrado en toda su vida era la Palabra de Dios.
Dicen que él fue el que introdujo en las oraciones de los católicos el “”Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén””.
Durante todo su pontificado se preocupó por obtener que los obispos de todas las naciones reconocieran al Pontífice de Roma como el obispo más importante del mundo.
A la edad de ochenta años murió el 11 de diciembre del año 384 y fue sepultado en la tumba que él mismo se había preparado humildemente, alejado de las tumbas de los santos famosos de Roma. Después construyeron sobre su sepulcro la basílica llamada San Dámaso.