San Hilarión
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Etimológicamente significa “ el muy alegre”. Viene de la lengua latina.
Nace en Palestina en el siglo IV en la aldea de Tavata, situada a unos siete kilómetros y medio al sur de Gaza, hijo de padres paganos y por tanto adoraban a los ídolos, familia solvente económicamente, se marchó a estudiar a Alejandría de Egipto para vivir en la escuela afamada de los cristianos que había en esta ciudad culta en aquellos tiempos, sus dotes y habilidades se desarrollaron de una manera intensa, su carisma de trato permite ser estimado y amado, su cualidad como versado en la oratoria le permite ganar la simpatía de muchos, aunando que era creyente del Señor Jesús, pues ese fue el regalo que después de tener roce con los cristianos su conversión no se hizo esperar, además de contar con un santazo: San Antonio Abad y pidió al director lo dejase ir un tiempo con este ermitaño.
Se fue y estuvo con él el tiempo permitido. Se quedó impresionado por el estilo de vida que llevaba en el desierto, por la santidad de su vida, la abstinencia en el comer y beber y su exquisita amabilidad.
De San Antonio aprendió a comer solamente algo al ponerse el sol. Para resguardarse del frío y del calor construyó una cueva pequeña en la que apenas si cabía tendido. Aprende la vida asceta y no solamente lo hacía por conseguir su perfección sino también por la conversión de los pecadores.
San Hilarión era visitado por gente que buscaban un favor de Él por considerar que estaba más cerca de Cristo, en cierta ocasión fue un matrimonio que no podía tener hijos y después de su visita tuvieron hijos.
Muchos jóvenes y adultos se fueron a su lado para vivir como él. Era entonces uno de los mejores y más respetados medios para lograr la santidad. A sus 65 años vivía ya en comunidad con todos los que iban llegando al desierto. Después se fue a Chipre donde a los 80 años.
