SAN ALONSO RODRIGUEZ
Etimológicamente significa “presto para hacer el bien”. Viene de la lengua alemana.
Nació en Segovia España en el año de de 1533, en casa de sus padres siendo pequeño, recibe la preparación para su primera comunión por parte del predicador jesuita Pedro Fabio que al correr de los años hicieron una buena amistad, no tenía estudios científicos no literarios, pero sí una gran sabiduría en el corazón.
Nos remontamos a su vida de adulto, contrae matrimonio y tiene hijos, cuando quedó viudo y sus hijos se le murieron, pidió entrar en la orden de los jesuitas. Estos no querían admitirlo porque tenía ya cuarenta años.
Insistió y logro que lo admitieran, lo asignaron con el cargo de la portería del colegio Montesión de Palma.
Hay una frase recordada de San Juan Bosco: “un buen portero es un tesoro para un colegio o una casa”. Atendía a los chicos, a los padres, a los profesores y dispensaba un amor fraternal a cada jesuita.
Algo que marcó la parte de su santidad fue ver en cada persona que entraba en el colegio la misma figura de Jesús, se recuerdan estas palabras de él: estas palabras: “Es que a Jesús que se disfraza de prójimo, nunca lo podemos tratar con aspereza o mala educación”.
El concepto que tenían sus propios hermanos de la orden de los jesuitas de él, lo resumirán diciendo:”Declaramos que jamás vimos en el hermano Alonso Rodríguez un comportamiento que no fuera el de un verdadero santo”.
Alonso conoció en la portería y temía tratos con él a san Pedro Claver, misionero en América. En sus últimos días le administraron la Unción de los Enfermos, comulgó y entró en éxtasis. Murió dos días después diciendo “Jesús, Jesús, Jesús”. Muere en el año de 1617.