Muchas peticiones y pocas gracias. San Lucas 17, 11-19.
comentario al evangelio.
Este pasaje que hoy tenemos en nuestro domingo eucarístico, es un bello poema de la ternura de Cristo Jesús y sigue narrando el integrar a los extranjeros; una doctrina de una excelsa calidad San Lucas nos muestra en su trayecto de Jesús a Jerusalén. Para el comentario de este pasaje lo citamos todo en su texto y posteriormente se harán los comentarios más sobresalientes:
Lc 17:11-19 Y sucedió que, de camino a Jerusalén, pasaba por los confines entre Samaria y Galilea, y, al entrar en un pueblo, salieron a su encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a distancia y, levantando la voz, dijeron: «¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!» Al verlos, les dijo: «Id y presentaos a los sacerdotes.» Y sucedió que, mientras iban, quedaron limpios.
Uno de ellos, viéndose curado, se volvió glorificando a Dios en alta voz; y postrándose rostro en tierra a los pies de Jesús, le daba gracias; y éste era un samaritano.
Tomó la palabra Jesús y dijo: «¿No quedaron limpios los diez? Los otros nueve, ¿dónde están?, ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios sino este extranjero?» Y le dijo: «Levántate y vete; tu fe te ha salvado.»
De acuerdo con sus hermanos los sinópticos, Lucas ubica este relato al momento que Jesús sigue su camino a Jerusalén, según datos Jesús decide tomar la ruta hacía el Jordán por el camino del este por la zona de Perea y llega a un punto de gran trascendencia: Jesús y sus discípulos van a pasar por la frontera de Galilea y Samaría.
Hemos de indicar un dato para entender este pasaje, era muy difícil atravesar por el centro el territorio de Samaría, el gran odio entre samaritanos y judíos prevalecía después de tanto tiempo, los samaritanos causaban grandes vejaciones a los peregrinos; después de que Asiría se llevo a gran cantidad de israelitas (el norte) tras la conquista de Samaría en el año 722 a.C y repoblar aquella región con pobladores de varios pueblos de Babilonia que adoraban a distintos dioses.
El odio se agudizó después del regreso del exilio de los judíos de Babilonia y los judíos tratan de reconstruir el templo, no aceptando que los samaritanos colaborarán y desde entonces tras varios intentos de reconciliación e incluso en el diálogo de Jesús con la samaritana y en el mismo evangelio de Lucas con el buen samaritano para muchos judíos les pareció indigno e incluso este pasaje puede gozar del desprecio de los judíos.
La narración toma cuerpo cuando Jesús y sus discípulos llegan a una aldea según el relato ubicada en las dos fronteras de Galilea y Samaría; le salen a su encuentro diez leprosos, agregamos dos datos más, (1) los leprosos tenían que vivir alejados de la gente, (2) se veía con frecuencia a samaritanos y judíos juntos, tal vez por el padecimiento de la lepra para hacer más llevadera este gran mal, de ahí la expresión “desde lejos” o se pararon “a distancia”, según lo ordena la ley.
El libro del levítico 13, 45 y el libro de los números 5, 2, son muy explícitos en cuanto a la forma de vivir de los leprosos, era una gran pena, un tormento contraer la lepra, según la ley, los leprosos se tenían que rasgar las vestiduras, andar con el cabello todo desaliñado, e incluso muchos se rapaban, se tenían que cubrir el rostro desde la nariz hacía abajo y por último, en un acto denigrante ir como locos gritando: impuros, impuros, además la ley obligaba al israelita echar fuera del campamento a los leprosos, desde lejos los leprosos sabiendo de la fama de Jesús le salen a su encuentro y tomando la distancia pertinente le piden a Jesús se compadezca de ellos; Jesús los manda con los sacerdotes y los diez se retiran.
Jesús tiene una actitud muy distinta a otras ocasiones con respecto de sanar a los diez leprosos, hubiera hecho el milagro sanándolos directamente, sin embargo los manda con los sacerdotes porque ellos eran los encargados de corroborar que aquellos hombres que tenían lepra sanaron, oficialmente certificaban ya que así lo mandaba la ley, exigiendo su ofrenda o sacrificio a Dios; algunos estudiosos piensan que Lucas ha puesto este relato para motivar la fe en Jesús, puesta desde dos puntos: el primero basado en la fe de los 10 al ir a los sacerdotes, ya que los diez quedaron limpios y en segundo el agradecimiento de uno de ellos al verse que se va limpiando camino a los sacerdotes y decide regresarse a Jesús.
La pregunta sería: ¿a qué lugar irían a buscar a los sacerdotes, a Jerusalén o al Garizím? (cada uno según su fe), recordemos que era un samaritano el que regreso; al surgir la división de los reinos, Jeroboán nombró sacerdotes sin proceder de la casta de Aarón y poner dos altares en las misma fecha que los judíos subían a Jerusalén.
Imagine la alegría que sentían aquellos hombres que se iban limpiando en el camino, representa para ellos la restitución social, la aceptación entre la gente, ya no más ser signo de oprobio de Dios, les urgía llegar a Jerusalén a los judíos para cumplir el precepto; el samaritano de igual manera, sin embargo regresa a postrarse ante un judío aun del odio proverbial y le da gloria a Dios; de rodillas al uso oriental y postrado rostro a tierra agradece a Jesús el milagro, el manifiesta una fe y confianza en Jesús el cual corrobora la sanación diciendo: «¿No quedaron limpios los diez? Los otros nueve, ¿dónde están?; agrega unas palabras importantes que pueden marcar el rumbo de este relato: ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios sino este extranjero?»
Tanto habla el judío de Dios que parecería que de verdad tienen una extraordinaria religiosidad, Jesús les exhibe y los deja desnudos, aman más la ley que a Dios y no porque este Dios en ella, porque así según creen estar bien con Dios cumpliéndola. Jesús emite palabras extraordinarias al samaritano: «Levántate y vete; tu fe te ha salvado.»
Al romperse los lazos judaísmo-cristianismo, teniendo el cristianismo judíos que iniciarán en fe en Cristo Jesús; los judíos hicieron todo lo posible por influir en el cristianismo y hacer que los cristianos se circuncidarán y cumplieran la ley de Moisés; El evangelio de Lucas nace en comunidades de gentiles es decir: gente no judía, Jesús libra del yugo de la ley y la enfoca de manera plena para una santidad y relación con Dios excelsa.
Hoy somos muchos cristianos que pedimos mucho a Dios, elevamos suplicas, pedimos milagros, lloramos suplicantes buscando compasión de Jesús en nuestras tribulaciones, cantidades de oraciones suben a Dios y los ángeles las llevan a Dios; se decía de una pequeña narración que un hombre tiene la fortuna de que en el cielo San Pedro le muestra parte del cielo
y llegan a una estancia de gran espacio, donde muchos ángeles trabajan duro para ordenar todas las oraciones de los fieles, ¡vaya trabajo!, iban y venían; San Pablo lleva al hombre a otra estancia donde también hay bastantes ángeles trabajando afanosamente con paquetes que eran llevados a la tierra por los ángeles que llevaban la respuesta de Dios a los hombres y por último una tercera estancia donde sólo un ángel trabaja, no se ve afanoso, es más anda con calma acomodando de otra manera la estancia para que luzca bien y el hombre le pregunta a San Pedro: ¿y por qué sólo hay aquí un ángel?, San Pedro le contesta: él es el encargado de organizar las gracias que los hombres le dan a Dios por cumplir a sus peticiones, oraciones, suplicas.
Es triste, pero solo buscamos a Dios cuando tenemos problemas o algo entre manos, cuando necesitamos aumento de sueldo, cuando necesitamos salir de un apuro, cuando estamos enfermos; es raro él que pide ser curado del pecado, ser limpio de la lepra del pecado, ¿agradecer?, ¿qué para eso no está Dios?; la pregunta puede ser: ¿eso es tener fe en Dios?, o ¿es conveniencia?; el samaritano es la clara muestra de un hombre que ve que su vida es obra de Dios, que la gloria es para Dios y reconoce que sólo Dios pudo sanarlo, se postró para adorarlo.
Concluimos: ¿será desvergüenza que este primero el partido de futbol que adorar a Dios?, ¿será prioritaria una fiesta en lugar de adorar a Dios?, ¿será justificable no adorar a Dios por el trabajo?, ¿su cansancio justifica el no adorar a Dios?, quizá sea este relato para que hagamos una pauta y reflexionemos que es Cristo Jesús para nosotros, tal vez nos llevemos una desagradable respuesta, aquellos diez leprosos Jesús los mandó a los sacerdotes, a nosotros quién sabe a donde nos mande, eso que quede en cada uno, por eso hay un solo un ángel en esa estancia, hay tan pocas gracias sinceras y cantidades desmesuradas de oraciones de peticiones.