Eucaristía y vida. Antes de acercarnos a la sagrada Mesa,
Hora santa
Parroquia de San Pío X
Se reza la Estación del Santísimo Sacramento…
Jesucristo, dador de vida, tú que conoces mejor que nadie lo que somos, ponemos en tus santísimas manos nuestra vida para que a través de tu Cuerpo que recibimos en cada Eucaristía, restaures nuestro interior con tu Amor y tu gracia.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 14, 1. 7-14 De pie
Un sábado, Jesús fue a comer en casa de uno de los jefes de los fariseos y estos estaban espiándolo. Mirando cómo los convidados escogían los primeros lugares, les dijo esta parábola:
“Cuando te inviten a un banquete de bodas, no te sientes en el lugar principal, no sea que haya algún otro invitado más importante que tú y el que los invitó a los dos venga a decirte: ‘déjale el lugar a éste’ y tengas que ir a ocupar, lleno de vergüenza, el último asiento. Por el contrario, cuando te inviten, ocupa el último lugar, para que, cuando venga el que te invitó, te diga: ‘Amigo, acércate a la cabecera’. Entonces te verás honrado en presencia de todos los convidados. Porque el que se engrandece así mismo, será humillado y el que se humilla, será engrandecido”
Luego dijo al que lo había invitado: “Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos, porque puede ser que ellos te inviten a su vez y con eso quedarías recompensado. Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los cojos y a los ciegos y así serás dichoso, porque ellos no tienen con qué pagarte, pero ya se te pagará, cuando resuciten los justos”
Palabra del Señor.
Releemos en silencio y en voz alta compartimos la frase que más nos guste.
Canto
Es mi Cuerpo, tomad y comed, es mi Sangre tomad y bebed
Porque yo soy vida, yo soy amor, Oh Señor, nos reuniremos en tu amor.
El Señor nos da su amor, como nadie nos lo dio
El nos guía como estrella en la inmensa oscuridad
Al partir juntos el pan, él nos llena de su amor
Pan de Dios, el pan comamos tu amistad.
El Señor nos da su amor, como nadie nos lo dio
El reúne a sus amigos a la mesa del amor
En el mundo todos son carne y sangre del Señor
Nada puede separarnos de su amor.
Eucaristía y Vida
Intimidad Divina P. Gabriel Sta. Magdalena O.C.D.
Antes de acercarte a la sagrada Mesa, es necesario que se examine cada uno a sí mismo, porque no puede osar recibir el Cuerpo del Señor, el que ha quebrantado, aún sólo levemente, su mandamiento. “Perdona y se te perdonara – dice san Agustín- entonces puedes acercarte seguro: pan es, no veneno. Pero perdona sinceramente, porque si no perdonas sinceramente, estas mintiendo al que no puedes engañar.
Si deben disponerse los fieles de un modo cada vez más digno al sacrificio y banquete Eucarístico, tienen también que procurar hacer vida en su conducta diaria, la gracia que brota de la Eucaristía. Y pues la Eucaristía une a la muerte y resurrección del Señor, el fiel debe participar también en su muerte muriendo a sí mismo y al pecado y en su resurrección viviendo cada vez más la vida divina que se le comunica. Para conservar los frutos de la Eucaristía y para disponerse mejor a ella, tiene gran eficacia la visita diaria al Santísimo, que la Iglesia ha recomendado siempre. Cristo presente en las sagradas especies “restaura las costumbres, alimenta las virtudes, consuela a los afligidos, fortalece a los débiles e invita a la imitación a cuantos se acercan a él, por eso todo el que se vuelve al augusto Sacramento Eucarístico con particular devoción y se esfuerza en amar con ímpetu generoso a Cristo que nos ama infinitamente, experimenta y comprende a fondo, no sin gozo del alma y fruto, qué preciosa es la vida escondida con Cristo en Dios y cuánto vale estarse en coloquio con Cristo, nada más suave hay sobre la tierra, ni nada más eficaz para recorrer los caminos de la santidad. En la santa Eucaristía está verdaderamente encerrado todo nuestro bien, Cristo Señor, ‘Nuestra Pascua y Pan vivo, que da la vida a los hombres, así son ellos invitados y conducidos a ofrecerse a sí mismos, sus trabajos y todas sus cosas en unión con él mismo”.
Releemos en silencio y oramos espontáneamente de acuerdo a lo que leímos.
Canto.
//Oh Jesús te adoramos, ven quédate con nosotros//
· Tu eres el Dios vivo que bajas a la tierra y te haces alimento para darnos la vida
· En torno a tu mesa, un solo cuerpo somos, en caridad unidos por el don de tu Cuerpo.
· Tu Sangre inmaculada nos limpie de pecado y nos conserve puros en tu amistad divina.
· Eres la luz que alumbra, la fuerza que sostiene, la prenda que asegura el premio de la gloria.
Oremos a María Santísima
Madre, te suplicamos intercedas por nosotros para que valoremos y respetemos a Jesús Eucaristía, para que lo recibamos con todo nuestro corazón y busquemos hacer su divina Voluntad en nuestra vida diaria.
1er. Misterio. Jesús alimento sobrenatural de las almas, a ti acude tu pueblo, para penetrar en su vocación humana y cristiana de impulso nuevo, de virtud interior, con prontitud al sacrificio, del que tú diste prueba inimitable con la Palabra y con tu vida ejemplar.
Esforcémonos por imitar a Jesús con una vida coherente.
2do. Misterio. Tú has precedido, Cristo Jesús los pasos de cada hombre, y has perdonado las culpas de cada uno, tú levantas a todos y cada uno a un testimonio de vida más noble, más convencido, más activo.
Pidamos para que demos testimonio de su amor y su verdad.
3er. Misterio. Oh Jesús, pan verdadero, único y solo alimento sustancioso de las almas, reúne a todos los pueblos en torno a tu mesa, la cual es divina realidad en la tierra, presa de favores celestiales, seguridad del justo entendimiento entre las gentes y de pacifica competición para el progreso verdadero de la civilización.
Oremos para que sepamos responder a la invitación de sentarnos a su Mesa divina.
4to. Misterio. Alimentados por ti y de ti, Oh Jesús los hombres serán fuertes en la fe, alegres en la esperanza, activos en las múltiples aplicaciones de la caridad.
Oremos para que nunca nos falte el Alimento Celestial que Dios nos da.
5to. Misterio. Jesús, permítenos ver la grandeza de tu Cuerpo Santísimo, danos la gracia de deleitarnos con tu presencia santa en el santísimo Sacramento.
Oremos para que Dios se el centro de nuestra vida.
Recemos la Coronilla de la Misericordia De rodillas o de pie
Ofrezcámosla para que logremos llegar a la plenitud de la fe y el Amor.
Padre nuestro…Ave María… Credo…
En las cuentas grandes antes de cada decena.
Padre eterno, te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de tu amantísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como propiciación por nuestros pecados y los del mundo entero.
En las 10 cuentas pequeñas de cada decena.
Por su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
Jaculatoria para rezarse al final de cada misterio.
Oh Sangre y Agua que brotasteis del Sagrado Corazón de Jesús como una fuente de Misericordia para nosotros, Confiamos en Ti
Doxología final después de las cinco decenas.
Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero
(3 Veces)
Oremos en Silencio
Por las necesidades en todo el mundo en especial por la paz en Siria.
Los momentos que nos quedan reparemos el Corazón de Jesús que sufre por todos los sacrilegios cometidos en las diversas Iglesias del mundo y por todos los que cometen comuniones y confesiones sacrílegas, oremos para que el Espíritu Santo, les dé luz y conversión y a todos nos permita realizar buenas y sinceras confesiones.
Repetimos varias veces esta jaculatoria, para reparar su Corazón:
Cuerpo y Sangre de Jesús, os quiero, os amo y os adoro.
Os pido perdón y misericordia por todos los sacrilegios cometidos.
Oremos todos unidos
Señor, yo soy impuro, no soy digno de que tu santo Cuerpo
Venga sacramentalmente a mi sucia morada,
Señor, soy todavía indigno de cualquier honor,
De cualquier bien, de todas las consolaciones que las personas virtuosas obtienen de ti.
No me queda, pues, más que llorar y lamentarme sin cesar,
E ir ante ti con una confianza inquebrantable.
Y por más que sea pobre y abandonado, no me alejare de ti,
Sino que gritare y suplicare sin cansarme,
Mientras mi fe no obtenga de ti la curación de mi siervo (la parte sensible)
Entonces, te alabaré y te serviré con alma y cuerpo,
Con todo mi ser y con todas mis fuerzas.
Rujsbroeck
Canto
Como el ciervo que a las fuentes de agua fresca va veloz,
Los anhelos de mi alma, van en pos de Ti Señor.
Señor, ven a nuestras almas, que por ti suspiran, ven Señor.
· Del Señor Dios de los cielos tiene sed mi corazón
Cuando al fin podrá este ciervo, ver tu rostro, gran Señor.
· Con canciones de alabanza con canciones en su honor
Jubiloso he de acercarme a la mesa del Señor.
· Este pan comamos juntos en fraterna y santa unión,
Este pan que ha preparado con sus manos el Señor.
· Allí el cáliz beberemos que rebosa salvación
Mientras tanto el Santo Nombre cantaremos del Señor
· Allí el Pan que da la vida, allí el vino que da amor,
Es la Sangre del Cordero, es el Cuerpo del Señor.
¡¡¡Unidos en la Eucaristía!!!