Los versículos de la sabiduría de Dios 1.
Qué sabio es determinar que a Dios no se le puede ver, tocar, concentrar, pero… “se le puede leer y escuchar”; su palabra está al alcance de todos los hombres: Jn 1:14 Y la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Unigénito, lleno de gracia y de verdad.
El logos de Dios abruma a los hombres para darles vida y respuesta a sus inquietudes: Heb 1:2 En estos últimos tiempos nos ha hablado por medio del Hijo a quien instituyó heredero de todo, por quien también hizo el universo.
Cada versículo de su palabra nos va a permitir introducirnos a leer, a escucharlo y conocer a Dios con mayor vehemencia, un solo versículo puede hacer eso, una pequeña probada de la miel de su palabra y de su amor: Jos 1:8 No se aparte el libro de esta Ley de tus labios: medítalo día y noche; así procurarás obrar en todo conforme a lo que en él está escrito, y tendrás suerte y éxito en tus empresas.
De tal manera que damos inicio con este deleite de esta pequeña gota de miel de su palabra:
Versículo: 1Re 8:27 ¿Habitará Dios con los hombres en la tierra? Los cielos y los cielos de los cielos no pueden contenerte, ¡cuánto menos este templo que yo te he construido!
Salomón, el sabio más representativo del pueblo de Israel, ese hombre que no le interesó la riqueza, el poder, ni la fama, lo único era saber gobernar con sabiduría al pueblo que se le ha encomendado; venido de una relación prohibida de su padre con su madre Betsabé y Dios guardó la alianza con David respetando su palabra y mirando en Salomón el hijo amado y recibe un gran “don”: la sabiduría y con ella lo que él despreció.
El día de la dedicación del templo Salomón se hace una pregunta en su oración, aun con su gran sabiduría: ¿Habitará Dios con los hombres en la tierra?; ¿usted qué piensa?, ¿el cielo de Dios y la tierra de los hombres?, ¿Dios le da todo al hombre en la tierra y él se va al cielo? o tal vez… ¿le pone todo al alcance al hombre y después viene a pedir cuentas a la tierra?, o como dicen muchos: nos deja al ángel de la guarda para que nos guie en lugar de él: ¡claro que no, habito entre los hombres!, sería la respuesta de Dios, pero un exceptivo diría: ¿dónde está su casa en la tierra para ir a verlo?, ¿en el templo? Ja, ja, ja; somos 7,000 millones de seres humanos que no podría Dios estar entre nosotros y Salomón lo entendió y hace este comentario: Los cielos y los cielos de los cielos no pueden contenerte, además: ¿dónde meteríamos a un Dios tan gigante?; Dios le responde sencillamente su inquietud a Salomón y al exceptivo: Job 38:33 ¿Conoces las leyes del cielo o determinas sus funciones sobre la tierra?, no, ¿verdad?, ¿sabes que estoy en todo momento al pendiente de ti?
Isa 49:15 – ¿Acaso olvida una mujer a su niño de pecho, sin compadecerse del hijo de sus entrañas? Pues aunque ésas llegasen a olvidar, yo no te olvido.
Dios está entre nosotros, tan es así que, Jesús recibió rápidamente la respuesta de su Padre al acontecimiento del día de su bautismo, que en realidad no lo necesitaba (el bautismo), sino más bien el hecho trascendente es de que nos cristificó a nosotros por el bautismo y en él se vio la plena acción del Espíritu santo: Mc 1:11 Y se oyó una voz que venía de los cielos: “Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco.”, ¡oigan hermanos!, decía que venía del cielo la voz, entonces sí habita en el cielo, además era el hijo por eso recibió contestación rápida… o sea ¿Jesús tenía línea directa con su Padre Dios?, entonces… que podemos deducir: ¡Dios no sería omnipotente! (que todo lo puede), de ninguna manera, ¡él lo puede todo!, ahora bien, sí Dios, no fuera cercano a nosotros que tendríamos que ver con él: 1Re 12:16 Viendo todo Israel que el rey no escuchaba, el pueblo devolvió la palabra al rey diciendo: “¡No tenemos parte con David! ¡No tenemos herencia con el hijo de Jesé! ¡A tus tiendas, Israel! ¡Mira ahora por tu casa, David!” Israel regresó a sus tiendas.
Sí Dios no habitará entre nosotros, Jesús no hubiera orado en todo momento, ya que la oración es el diálogo con Dios, o es un diálogo ¿a larga distancia?, ¿el responde desde el cielo al que se comunica con él en la tierra? -con razón tarda tanto tiempo en dar respuesta a nuestras peticiones por la distancia del cielo a la tierra, sería irónico pensar así, ¿no cree usted?. Salomón intuye: ¡cuánto menos este templo que yo te he construido! (puede contener a Dios), el santo de santos.
Excelente conclusión de Salomón, pues sí él lo hubiera concentrado en su templo como lo hicieron sus hermanos poniéndolo detrás de una cortina gruesa y oscuro lugar, Dios no sería infinito (ilimitado) ya que él hombre hubiera podido más, la humanidad estaría condenada a viajar siempre a Jerusalén como lo estuvieron los judíos para a escuchar, orar, darle gracias y ofrecer sus sacrificios por sus pecados, sería un peregrinar nuestra vida, entonces sí sería el dios de un solo pueblo y no sería nuestro Dios.
Sí Dios no habitará entre nosotros no sería inmutable (consiste en que Dios no está sujeto a cambio ni en su Ser, ni en sus designios) porque nosotros estaríamos exentos de sus designios hasta que fuéramos a Jerusalén ara que Dios nos lo comunique, el diablo al habitar en la tierra sería más grande que Dios.
Dios habita entre nosotros por eso es inmenso: La Inmensidad de Dios consiste en que está en todo lugar y en todas las cosas: y esto de tres modos podemos ver su presencia:
a) Por esencia, en cuanto les comunica ser y actividad.
b) Por presencia, en cuanto está en todos los lugares presenciando lo que pasa en ellos.
c) Por potencia, en cuanto conduce todas las cosas al fin que les ha señalado. No está lejos de cada uno de nosotros, sino que, “en El vivimos, nos movemos y somos” (Hechos 18, 27). Dios es Inmenso.
Conclusión:
Desde luego que Dios habita entre nosotros: Mt 28, 20 “Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.” ; él se hace presente de una y todas las formas: 1Re 19:12-13 Después del terremoto, fuego, pero en el fuego no estaba Yahvé. Después del fuego, el susurro de una brisa suave. Al oírlo Elías, enfundó su rostro con el manto, salió y se mantuvo en pie a la entrada de la cueva. Le llegó una voz que le dijo: “¿Qué haces aquí, Elías?” ¿No cree usted que al tener a un Dios lejano en el cielo la relación con él se deteriore o no se profundice?, ¿o usted piensa que no influye que Dios este en el cielo y nosotros en la tierra?; Dios nos responde a esta inquietud y a la vez concluye: Sab 13, 1 Son necios por naturaleza todos los hombres que han desconocido a Dios y no fueron capaces de conocer al que es a partir de los bienes visibles, ni de reconocer al Artífice, atendiendo a sus obras.