Del libro del Sirácide (Eclesiástico) 51, 17-27. Sábado 1 de Junio de 2013.
“LE DOY GRACIAS AL QUE ME HA CONCEDIDO SABIDURÍA”.
Quiero glorificarte, mi Señor y mi Rey, te bendeciré, oh Dios, mi Salvador,
y daré gracias a tu nombre.
Desde que era joven, antes de todos mis viajes, resueltamente he pedido en mi oración la sabiduría.
Me quedaba frente al Santuario para pedirla, y hasta el final la buscaré.
En ella hallé mi alegría: venía como flor de un racimo que madura.
Avancé en mi camino sin desviarme, y seguí sus huellas desde mi juventud.
Apenas empecé a ponerle atención, se me concedió, y encontré en ella toda una doctrina.
¡Cuánto no progresé gracias a ella! Quiero rendirle gloria al que me la dio.
Me había decidido a ponerla en práctica, busqué ardientemente el bien y no me he arrepentido de ello.
Me hizo soportar duros combates, pues me esforcé por cumplir toda la Ley. Levantaba mis manos hacia el cielo, deplorando mis insuficiencias al respecto.
Me volví a ella con toda mi alma, y la encontré a fuerza de purificación. Por lo demás, fue debido a ella que, desde el comienzo, fui amo de mi corazón: ahora no me abandonará jamás.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México