Del libro del Sirácide (Eclesiástico) 35,1-15. Martes 28 de Mayo de 2013.
“EL QUE GUARDA LOS MANDAMIENTOS OFRECE UN SACRIFICIO DE ACCIÓN DE GRACIAS”.
El que observa la Ley hace más que multiplicar las ofrendas; apegarse a los mandamientos es ofrecer un sacrificio de comunión.
Un acto generoso es una ofrenda de harina pura, la limosna es un sacrificio de alabanza.
Lo que agrada al Señor es que uno se aleje del mal; ¡no hay sacrificio de expiación más hermoso que huir de la injusticia!”
Pero no debes presentarte ante el Señor con las manos vacías: todos esos sacrificios te han sido prescritos.
Cuando el justo presenta su ofrenda, la grasa es para el altar, pero el buen olor sube hasta el Altísimo.
El sacrificio del justo es bien acogido, el Señor no se olvidará de él.
Glorifica al Señor con un corazón generoso, ofrece sin regatear los primeros frutos de tu trabajo.
Cada vez que das, muestra una cara alegre, siéntete feliz de presentar tus diezmos.
Da al Altísimo como te ha dado, de todo corazón y según tus medios;”
porque el Señor devuelve la mano; te dará siete veces más.
No trates de comprar sus favores, no lo aceptará; tu ofrenda de algo mal adquirido de nada te servirá.
Porque el Señor es el juez, y no hace favoritismo.
El nunca recibirá mal al pobre, escuchará la oración del oprimido.
No menospreciará la súplica del huérfano ni los gemidos de la viuda.
Cuando las lágrimas de la viuda corren por sus mejillas, ¿su llanto no está acusando acaso al que la hace llorar?
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México