De la solemnidad, al trabajo del pontificado, Francisco con la Iglesia.
Fue un día especial, la bella solemnidad de la celebración eucarística celebrada por primera vez por el Papa Francisco acompañado de los hermanos cardenales, obispos, presbíteros, diáconos y files laicos así como jefes de estado y grandes personalidades; un rito precioso donde es Papa Francisco es investido con el palio de lana de cinco cruces rojas como pastor de la Iglesia universal, el Papa Francisco recibió el anillo del pescador, símbolo del papado como “pescador de almas” en referencia al apóstol San Pedro. El pontífice eligió un anillo de plata bañado en oro que representa la imagen de Pedro con las llaves del cielo.
Lleno de vigor el Papa Francisco da inicio a su pontificado y su ministerio petrino, el Papa da inicio a su homilía en la solemnidad de San José citando las siguientes palabras:
José hizo lo que el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer (Mt 1,24). Refiriéndose a las palabras del Evangelio, el papa Francisco dijo que en estas palabras se encierra ya la misión que Dios confía a José, la de ser custos, custodio. Custodio ¿de quién? -dijo- de María y Jesús; pero es una custodia que se alarga luego a la Iglesia y dicho ministerio comienza ahora, el camino del Papa Francisco con la Iglesia. Seguidamente el Pontífice se preguntó ¿Cómo ejerce José esta custodia? y afirmó que lo hace con discreción, con humildad, en silencio, pero con una presencia constante y una fidelidad total, aún cuando no comprende. Asimismo se preguntó ¿Cómo vive José su vocación como custodio de María, de Jesús, de la Iglesia? destacando que lo hace con la atención constante a Dios, abierto a sus signos, disponible a su proyecto, y no tanto al propio; y eso es lo que Dios le pidió a David.
El Papa en su homilía también se dirigió a los jefes de estado: pidió a los gobernantes que sean “custodios” de la creación de Dios, que respeten el medio ambiente y no dejen que “los signos de destrucción y de muerte” acompañen al mundo. Unas palabras que encierran la realidad del pontificado las cita Francisco y que a la Iglesia le roba el corazón y más aun la invita a caminar juntos: “el verdadero poder del sucesor de Pedro es el “servicio humilde” y rico en fe, especialmente dirigido a los más desfavorecidos”.
El Papa destacó que la vocación de custodiar no sólo nos atañe a nosotros, los cristianos, sino que tiene una dimensión que antecede y que es simplemente humana, corresponde a todos. Es custodiar toda la creación, la belleza de la creación, como se nos dice en el libro del Génesis y como nos muestra san Francisco de Asís: es tener respeto por todas las criaturas de Dios y por el entorno en el que vivimos. Es custodiar a la gente, el preocuparse por todos, por cada uno, con amor, especialmente por los niños, los ancianos, quienes son más frágiles y que a menudo se quedan en la periferia de nuestro corazón. Cuando no nos preocupamos por la creación y por los hermanos –destacó- entonces gana terreno la destrucción y el corazón se queda árido.
Es tiempo de trabajar, de la solemnidad hermosa ahora al trabajo y a la práctica, esfuerzos del Papa Francisco para fomentar la protección de nuestro medio ambiente, fomentar en los hombres el servicio a su prójimo, seguir los proyectos de ecumenismo con los demás cristianos y hombres de buena voluntad; el servicio a la humanidad será determinante pues a fin de cuentas esa es la evangelización: “llevar a los hombres a que conozcan a Cristo Jesús” y después de conocerlo opten por él e inicien la vida en Cristo Jesús y para ello la Iglesia camina con el Papa Francisco.