Salmo 30 (31). Lunes 4 de Febrero de 2013.
“QUIEN CONFÍA EN EL SEÑOR, NO DESESPERE”.
Pero yo, Señor, confío en ti, yo dije: Tú eres mi Dios.
Que sobre tu servidor brille tu rostro, sálvame por tu amor.
A ti clamé, Señor, no sea confundido; confundidos sean los impíos, lánzalos a la mansión del silencio.
Enmudece los labios embusteros, que hablan insolencias contra el justo con orgullo y desprecio.
Qué bondad tan grande, Señor, es la que reservas para los que te temen. Se la brindas a los que en ti esperan, a la vista de los hijos de los hombres.
Yo decía en mi desconcierto: “Me ha arrojado de su presencia”. Pero tú oías la voz de mi plegaria cuando clamaba a ti.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México
Dios mio ayuda con tu palabra a todos los q nececiten de tu aliento