Apostol de los gentiles.
De entre toda la gran obra y pensamientos de este gran Santo, rescatamos esta frase que identifica plenamente el ser y sentir de San Pablo. “No soy yo quien vive, es Cristo quien vive en mi”.
La conversión de San Pablo es uno de los mayores acontecimientos del siglo apostolico. Asi lo proclama la Iglesia al dedicar un dia del cielo litúrgico a la conmemoración de tan singular efemérides. “Era, se ha escrito, la muerte repentina,, trágica, del judío, y el nacimiento esplendoroso, fulgurante, del cristiano y del apostol”. San Jeronimo lo comentaba asi: “El mundo no vera jamás otro hombre de la talla de San Pablo”.
Nació entre el año 5 y 10 DC en Tarso, en la región de Cilicia, en la costa sur del Asia Menor ( la actual Turquia). La ciudad de Tarso tenia concedida la ciudadanía romana por nacimiento (Hechos 22: 22-29). Por lo que Pablo era ciudadano romano a pesar de ser hijo de judíos.
Hijo de hebreos y descendiente de la tribu de Benjamin, en su adolesencia es enviado a Jerusalen, donde estudia con el famoso rabino Gamaliel. Tuvo una educación mucho mayor que los humildes pescadores que fueron los primeros apostoles de Cristo.
Pablo de Tarso fue un activo perseguidor de los crisitanos bajo la influencia de los fariseos. De hecho el fue de los que participo y asintió en la ejecución de San Esteban, el primer mártir (denominado protomártir) de la Iglesia de aquel entonces, quien fue victima de lapidación no como consecuencia de la barbaire de la multitud, sino como cumplimiento de uan orden judicial, pues Saulo contaba con la venia de Roma.
La Sagrada Biblia, en el capítulo 9 de los Hechos de los Apóstoles, narra así La Conversión de San Pablo:
“Saulo, respirando amenazas de muerte contra los discípulos del Señor, se presentó al Sumo Sacerdote y le pidió cartas de recomendación para las sinagogas de los judíos de Damasco, para que si encontraba algunos seguidores de Cristo, los pudiera llevar presos y encadenados a Jerusalén, esto sucede en el año 36 DC.
Y sucedió que yendo de camino, cuando estaba cerca de Damasco, de repente le rodeó una luz venida del cielo; cayó en tierra y oyó una voz que le decía: “Saulo, Saulo, ¿Por qué me persigues?”. El respondió: ¿Quién eres tú Señor? Y oyó que le decían: “Yo soy Jesús a quien tú persigues. Pero ahora levántate; entra en la ciudad, y allí se te dirá lo que tendrás que hacer”.
Los hombres que iban con él se habían detenido mudos de espanto, pero no veían a nadie. Saulo se levantó del suelo, y aunque tenía los ojos abiertos no veía nada. Lo llevaron de la mano y lo hicieron entrar en Damasco. Pasó tres días sin comer y sin beber.
Había en Damasco un discípulo llamado Ananías. El Señor le dijo en una visión: ¡Ananías! El respondió: “Aquí estoy Señor” y el Señor le dijo: “Levántate. Vete a la calle Recta y pregunta en la casa de Judas por uno de Tarso que se llama Saulo; mira: él está en oración y está viendo que un hombre llamado Ananías entra y le coloca las manos sobre la cabeza y le devuelve la vista.
Respondió Ananías y dijo: “Señor, he oído a muchos hablar de ese hombre y de los males que ha causado a tus seguidores en Jerusalén, y que ha venido aquí con poderes de los Sumos Sacerdotes para llevar presos a todos los que creen en tu nombre”.
El Señor le respondió: “Vete, pues a éste lo he elegido como un instrumento para que lleve mi nombre ante los que no conocen la verdadera religión y ante los gobernantes y ante los hijos de Israel. Yo le mostraré todo lo que tendrá que padecer por mi nombre”.
Fue Ananías. Entró en la casa. Le colocó sus manos sobre la cabeza y le dijo: “Hermano Saulo: me ha enviado a ti el Señor Jesús, el que se te apareció en el camino por donde venías. Y me ha enviado para que recobres la vista y seas lleno del Espíritu Santo”. Al instante se le cayeron de los ojos unas como escamas y recobró la vista. Se levantó y fue bautizado. Tomó alimento y recobró las fuerzas.
Estuvo algunos días con los discípulos de Damasco y enseguida se puso a predicar en favor de Jesús, en las sinagogas o casas de oración, y decía que Jesús es el Hijo de Dios. Todos los que lo escuchaban quedaban admirados y decían: ¿No es éste el que en Jerusalén perseguía tan violentamente a los que invocaban el nombre de Jesús? Y ¿No lo habían enviado los Sumos Sacerdotes con cartas de recomendación para que se llevara presos y encadenados a los que siguen esa religión? “Pero Saulo seguía predicando y demostraba a muchos que Jesús es el Mesías, el salvador del mundo”. Todo esto sucede en el año 36 DC.
Saulo se cambió el nombre por el de Pablo. Y en la carta a los Gálatas dice: “Cuando Aquél que me llamó por su gracia me envió a que lo anunciara entre los que no conocían la verdadera religión, me fui a Arabia, luego volví a Damasco y después de tres años subí a Jerusalén para conocer a Pedro y a Santiago”. Las Iglesias de Judea no me conocían pero decían: “El que antes nos perseguía, ahora anuncia la buena noticia de la fe, que antes quería destruir”. Y glorificaban a Dios a causa de mí.
Como anteriormente lo mencionamos su excelente preparación lo llevo a tener conocimiento de la cultura helenica, por lo cual hablaba de maner fluida el griego y el arameo, lo que le permitió predicar el Evangelio con ejemplos y comparaciones comunes de esa cultura, por lo que el mensaje fue recibido en territorio griego de manera clara, y esta caracteristica marca el éxito de sus viajes funadando comunidades cristianas. Pablo era considerado por muchos cristianos como el discípulo mas importante de Jesus, a pesar de que nunca llego a conocerlo, y después de Jesus, una de las personas mas importantes para l cristianismo; como también fueron Pedro y Juan.
Pablo es reconocido por los católicos como un Santo. Hizo mucho por introducir el cristianismo entre los gentiles, y es considerado como una de las fuentes mas significativas de la doctrina de la primitiva Iglesia Cristiana.
El resultado de la visión de Saulo camino a Damasco, de aquel que se dedicaba a “perseguir sobremanera” y “asolar” con “celo” a las comunidades cristianas, según sus propias palabras (Galatas 1; 13; Filipenses 3; 6), tuvo un testimonio que lo marco por el resto de sus días, literalmente “se paso al enemigo” para ser el principal difusor del cristianismo arriegando su vida, sufriendo encarcelamientos y finalmente morir decapitado en Roma. Pablo fue fiel hasta la muerte al tetimonio que lo convirtió en uno de los apostoles mas efectivos de Jesucristo.
A partir del año 46 comienzan los tres viajes misoneros de Pablo.
En el año 67 fue apresado en Roma tras la persecución de Neron. Fue sentenciado a muerte, por lo que fue decapitado. Por tener la ciudadanía romana, gozo del privilegio de la decapitación, ya que el suplicio de la cruz estaa destinado para quien no era romano.
Fue enterrado en la via Ostiense de Roma.
Apóstol San Pablo: que tu conversión sea como un ideal para todos y cada uno de nosotros. Que también en el camino de nuestra vida nos llame Cristo y nosotros le hagamos caso y dejemos nuestra antigua vida de pecado y empecemos una vida dedicada a la santidad, a las buenas obras y al apostolado.
Si lo que busco es agradar a la gente, no seré siervo de Cristo.