Solo Dios Basta. Hora Santa

Se reza la Estación del Santísimo  Sacramento…

Padre Bueno  te damos gracias por este día tan hermoso y maravilloso con  el que nos bendice, encomendamos a tus preciosísimas manos  a todos nuestros hermanos enfermos en especial a todos aquellos que se encuentran  en etapa terminal y a todos aquellos que nos piden oración. Te los confiamos a tu amor infinitamente misericordioso.

Lectura del Santo Evangelio según san Marcos 11, 20-26

A la mañana siguiente, cuando pasaban junto a la higuera, vieron que estaba seca hasta la raíz. Pedro cayó en cuenta y le dijo a Jesús: “Maestro, mira: la higuera que maldijiste se secó”

Jesús le dijo entonces: “Tengan fe en Dios, les aseguro que si uno le dice a ese monte: “Quítate de ahí y arrójate al mar”, sin dudar en su corazón y creyendo que va a suceder lo que dice, lo obtendrá. Por eso les digo: Cualquier cosa que pidan en la oración, crean ustedes que ya se la han concedido y la obtendrán. Y cuando se pongan a orar, perdonen  lo que tengan en contra de otros, para que también el Padre, que está en el cielo, les perdone a ustedes sus ofensas, porque si ustedes no perdonan, tampoco el Padre, que está en el cielo, les perdonará a ustedes sus ofensas”

Palabra del Señor

Releemos en silencio y compartimos la frase que más nos agrade.

Canto.

//Si tuvieras fe como un granito de mostaza, eso dice el Señor//

//Tu le dirías a la montaña, muévete, muévete, muévete//

Y la montaña se moverá, se moverá, se moverá.

Solo  Dios basta.

Anselmo Grün.

Cuando, a la mañana siguiente, los discípulos pasan por la higuera, ven que está seca. La higuera muestra de nuevo plásticamente lo que ha sucedido con el negocio del templo: está seca desde la raíz, carece de valor y ya no dará fruto. Jesús utiliza la experiencia de los discípulos con la higuera seca y con la limpieza del templo para mostrarles en 3 parábolas como concibe el verdadero templo y cómo ve la esencia de la oración y de la piedad, respectivamente que espera de sus discípulos.

La primera parábola se refiere a la fe. No se trata de un hecho exterior, sino de la fe en Dios, de la confianza incondicional en la bondad del Padre divino. Quien tiene esta fe puede decirle a una montaña que se hunda en el mar y esta lo hará (23). Jesús no piensa con esta imagen que los discípulos deben hacer  juegos de magia con su fe. La montaña de problemas y miedos que a menudo altera nuestra mirada a la realidad. Mirando la Pasión, la  fe a la que Jesús nos invita quiere decir: “Cuando pienses que no notas nada por parte de Dios ante un sufrimiento enorme, cuando todos los planes de tu vida se trunquen cuando amenace con fracasar tu concepto de la vida, si tienes confianza ciega en lo que Jesús fija en su Pasión, entonces la montaña que te altera la vista se hundirá en el mar” El mar es un símbolo del  inconsciente. Y no oscurecerán más la mirada a la realidad. El verdadero servicio divino consiste en la fe incondicional en Dios, en que Él transforma la muerte en la cruz en una victoria.

La segunda parábola concreta la obligada fe en Dios que debe determinar nuestra oración: “Todo lo que pidas en la oración lo obtendrás si tienes fe en que vas a recibirlo” (24) Estas palabras parecen contradecir nuestra experiencia, pero no quieren decir que todos nuestros necios deseos nos serán concedidos simplemente con pedírselos a Dios. Nuestra oración debe estar determinada por la fe, por la confianza en Dios. Así, si confiamos en Él, no habrá en nuestros labios ningún ruego que Dios contradiga. Reconoceremos en la oración lo que nos hace realmente bien  y experimentemos que Dios está con nosotros  y nos protege. Esta sabiduría y esta fe en Dios, que está con nosotros en cada situación  – incluso en la cruz – son ya un cumplimiento de todos nuestros deseos. Si creemos en esto, ya no necesitamos pedir nada. Nuestro anhelo más profundo de la cercanía salvadora y amada de Dios ya se ha cumplido, Teresa de Ávila comprendió el sentido de estas palabras de Jesús cuando dijo: “Solo Dios basta” Quien en la oración experimente a Dios como el cercano y el que ayuda, tiene bastante y ya no debe rogar por el cumplimiento de sus innumerables deseos.

La tercera parábola con la que Jesús caracteriza la oración de sus discípulos se refiere a nuestra relación con nuestros semejantes (25) La oración en la que excluimos a nuestros semejantes no es una oración cristiana. La verdadera oración necesita el perdón. Sólo podemos estar realmente ante Dios si perdonamos cuando tenemos  algo que reprochar. La reconciliación con nuestros semejantes es la condición para poder encontrar a Dios en la oración. Sin una preparación para el perdón, nuestra oración está en peligro de que nos pongamos por encima de los demás o de que en ella utilicemos a Dios en nuestro beneficio. La relación con Él exige también la pureza de nuestras relaciones humanas.

Releemos en silencio y oramos espontáneamente de acuerdo a lo que leímos.

Canto.

//Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa, Dios no se muda,

La paciencia todo lo alcanza, quien a Dios tiene nada le falta.

Sólo Dios basta, solo Dios basta, solo Dios basta. Aleluya, aleluya//

Oremos a María Santísima.

Madre nuestra, mujer de oración y mujer de fe, intercede por todos nosotros para que podamos aprender de ti a ser hombres y mujeres orantes, que busquemos en todo unir, perdonar y restaurar. Amén.

1er. Misterio. Solo la oración de Jesús es perfecta alabanza y adoración de la Trinidad, perfecta acción de gracias y adoración siempre eficaz, porque sólo él está en situación de ofrecer a la Trinidad homenajes infinitos.

Pidamos para todos el don de la Oración.

2do. Misterio. A esta su plegaria “por la que Dios es perfectamente glorificado. Cristo asocia siempre consigo a su amadísima esposa la Iglesia, que por él tributa culto al Padre Eterno. La oración  del cristiano vale en la medida que está unida a la de Jesús y es un eco, una prolongación de la suya.

Oremos para que encontremos en la oración la fortaleza en la tribulación.

3er. Misterio. La oración de Jesús se completa además con el sacrificio, uniéndose a él y culminando en él: sacrificio de noches pasadas en vela, sacrificio del ayuno y de la penitencia que durante cuarenta días acompaña a su oración en el desierto, sacrificio de una vida fatigosa, sin tener siquiera dónde reclinar la cabeza.

Pidamos para que nuestros sacrificios encuentren en la oración la culminación perfecta de la espiritualidad.

4to. Misterio. La oración del cristiano debe estar moldeada en el sacrificio, en la ofrenda generosa de si en unión a Cristo, hasta venir a ser con él y en él una hostia de alabanza y de propiciación.

Oremos para que unidos en Él seamos ofrenda de alabanza en Jesús.

5to. Misterio. Mientras se vive en la tierra, la oración y la misma contemplación no pueden ser puro goce de Dios, sino que han de estar unidas al sacrificio. Solo así serán  verdaderas. La oración auténtica mueve al hombre a la generosidad, lo dispone a abrazar por Dios cualquier trabajo y fatiga, a darse totalmente a Él.

Oremos para que en oración nos demos totalmente a Jesús.

Recemos la Coronilla de la Misericordia.

Ofrezcámosla  por todos aquellos que tenemos necesidad de tener una vida de oración y de reconciliación.

Padre nuestro…Ave María… Credo…

En  las cuentas grandes antes de cada decena.

Padre eterno, te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de tu amantísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como propiciación por nuestros pecados y los del mundo entero.

En las 10 cuentas pequeñas de cada decena.

Por su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

Jaculatoria para rezarse al final de cada misterio.

Oh Sangre y Agua que brotasteis del Sagrado Corazón de Jesús como una fuente de Misericordia para nosotros, Confiamos en Ti

Doxología final después de las cinco decenas.

Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero

(3 veces)

 Oremos en silencio

Por las necesidades de todo el mundo

Consagremos a todos nuestros familiares, perseguidores y enfermos al corazón Inmaculado de María para que ella los bendiga.

Los momentos que nos quedan reparemos el  Corazón de Jesús

Que sufre por los sacrilegios cometidos  en las diversas Iglesias del mundo entero

Y por todos los que cometen comuniones y confesiones sacrílegas,

Oremos para que el Espíritu Santo, de luz y conversión a todos ellos

Y a todos nos permita realizar buenas confesiones.

Repetimos varias veces esta jaculatoria, para reparar su Corazón:

Cuerpo y Sangre de Jesús, os quiero, os amo y os adoro.

Os pido perdón y misericordia

Por todos los sacrilegios cometidos.

Oremos Unidos

Oh Jesús, te retiras al monte solo a orar para enseñarnos con tu ejemplo

que lo mismo nosotros, si queremos orar a Dios con un corazón puro

Y rico de afecto, tenemos que separarnos del desorden

y confusión de la gente.

De ese mondo será verdad en nosotros la oración que dirigiste al Padre a

Favor de tus discípulos: “que el amor con que tú me  has amado esté en ellos

Y yo en ellos”

Esto sucederá cuando todo nuestro amor, todo esfuerzo, deseo, búsqueda,

Pensamiento, todo aquello de que vivimos, hablamos o respiramos no sea

Otra cosa que tú  Dios mío, cuando la unidad que reina entre ti, Padre y tu Hijo,

Se trasfunda a nuestro corazón y a nuestra alma, cuando imitando el

Amor perpetuo e inseparable y estemos de tal modo unidos a Ti, que cada

Respiración, cada pensamiento y cada palabra lleven tu impronta.

G. Casiano.

Canto.

Si yo no tengo amor yo no soy nada Señor (2)

• El amor es comprensivo, el amor es servicial

  El amor no tiene envidia, el amor no busca el mal.

*El amor nunca se irrita, el amor no es descortés

El amor no es egoísta, el amor nunca es doblez.

• El amor disculpa todo, el amor es caridad

No se alegra de lo injusto, sólo goza en la verdad.

 ¡¡¡¡Unidos en la Eucaristía!!!!