Oremos por todos los jóvenes del mundo para que descubran cual es su vocación y por todas sus necesidades. Hora santa

Oremos por todos los jóvenes del mundo para que descubran cual es su vocación y por todas sus necesidades. Hora santa

Oremos por todos los jóvenes del mundo para que descubran cual es su vocación y por todas sus necesidades. Hora santa

Parroquia de San Pío X

 

Se reza la Estación del santísimo Sacramento…

Señor, en este día queremos ofrece nuestra oración todos unidos por la juventud de nuestra Parroquia para que ellos que son la juventud de las naciones y de la sociedad, de cada familia y de toda la humanidad, sean también la juventud de la Iglesia. Tú los conoces, nos muestran los Evangelios, los cuestionaste, los sanaste, más aún los levantaste de la muerte, así lo pedimos ahora, levanta Señor a la juventud de todos los falsos ídolos que se han fabricado, da a los que te aman la fuerza para que sean testigos de tu amor. Amén.

 

Lectura del Libro del profeta Jeremías 1, 4.5, 17-19

En tiempo de Josías, el Señor me dirigió estas palabras: “Desde antes de formarte en el seno materno, te conozco; desde antes de que nacieras te consagre como profeta para las naciones. Cíñete y prepárate; ponte en pie y diles lo que yo te mando. No temas, no titubees delante de ellos, para que yo no te quebrante.

Mira: hoy te hago ciudad fortificada, columna de hierro y muralla de bronce, frente a toda la tierra, así se trate de reyes de Judá, como de sus jefes, de sus sacerdotes o de la gente del campo. Te harán la guerra, pero no podrán contigo, porque yo estoy  a tu lado para salvarte”

Palabra de Dios.

Releemos en silencio y en voz alta compartimos la frase que más nos agrade.

 

 

Canto.

Cristo está conmigo, junto a mi va el Señor, me acompaña siempre en mi vida hasta el fin.

Ya no temo Señor la tristeza, ya no temo Señor la soledad, porque eres Señor, mi alegría, tengo siempre tu amistad.

Ya no temo Señor a la noche, ya no temo Señor la oscuridad, porque brilla  tu luz en las sombras, ya no hay noche tu eres luz.

Ya no temo Señor, los fracasos, ya no temo Señor la ingratitud porque el triunfo Señor en la vida, Tú lo tienes, tú lo das.

Ya no temo Señor los abismos, ya no temo Señor la inmensidad porque tú eres Señor el camino, tú la vida y la verdad.

Ya no temo Señor, a la muerte, ya no temo Señor la eternidad, porque tú estás allá esperando que yo llegue hasta ti.

 

 

A los Jóvenes y a las jóvenes del mundo.

Carta apostólica de Juan Pablo II

La juventud de cada uno de ustedes, queridos amigos, es una riqueza que se manifiesta en cuestionamientos. Sin embargo, durante la juventud ellos se imponen de un modo particularmente intenso, incluso insistente. Y es bueno que suceda así. Porque esas preguntas prueban la  dinámica del desarrollo de la personalidad humana que es propia de su edad. Estas preguntas se las hacen a veces de manera impaciente y a la vez Ustedes mismos comprenden que la respuesta de ellas no puede ser apresurada  ni superficial. Ha de tener un peso específico y definitivo. Se trata de una respuesta que se refiere a toda la vida, que abarca el conjunto de la existencia humana.

De manera particular estas preguntas esenciales se las hacen los jóvenes cuya vida está marcada, ya desde la juventud, por el sufrimiento: por alguna carencia física, por alguna deficiencia, por algún “hándicap” o limitación, por la difícil situación familiar o social. Si a pesar de todo ello su conciencia se desarrolla normalmente, la pregunta sobre el sentido de la vida se convierte en algo esencial y a la vez particularmente dramático, porque desde el principio está marcada por el dolor de la existencia. ¡Cuántos de estos jóvenes se encuentran  en medio  de la gran multitud de Jóvenes del mundo entero! ¡Cuántos son de diversas naciones, sociedades y en cada familia! ¡Cuantos se ven obligados a vivir desde la juventud en un establecimiento u hospital, condenados a una cierta pasividad que puede suscitar en ellos sentimientos de ser inútiles a la humanidad!

¿Se puede decir entonces que también su juventud es una riqueza interior? ¿A quién hemos de preguntar esto? ¿A quién han de poner ellos esta pregunta esencial? Parece que Cristo es en estos casos el único interlocutor competente aquel que nadie puede sustituir plenamente.

Releemos en silencio y oramos espontáneamente de acuerdo a lo que leímos.

 

 

Canto.

//Solo Dios, solo Dios, en tu templo Señor quiero estar

Tu mi tesoro, porción, mi delicia Señor

Mi Fortaleza, mi vida, mi Dios y mi todo

 

//Alma mía, no busques nada más, para ti basta Dios y solo Dios// //

 

 

Oremos unidos a María Santísima

Madre de Amor, que siempre cuidas con especial  cariño a todos los jóvenes, queremos entregar a Jesús Eucaristía nuestra oración por tu intercesión para que todas las riquezas que en su corazón tienen y todas las inquietudes, vayan unidas a sus proyectos de vida que deben asumir y realizar, que  en tu corazón y oración encuentren plenitud, descanso, respuesta, ánimo para que con esa juventud, y fuerza la orienten al bien de los que los rodean, que sean luz en medio de las tinieblas, sal cuando sea necesario y sobre todo que el amor por ti y por Jesús se incremente en sus vidas. Amén.

 

1er. Misterio. Deseo que experimenten, tras el discernimiento de los problemas esenciales e importante para vuestra juventud, para el proyecto de toda la vida que se abre  ante ustedes aquello de que habla el Evangelio: “Jesús, poniendo en él los ojos, le amó” ¡Deseo que experimenten una mirada así! ¡Deseo que experimenten la verdad de que Cristo los mira con amor!

Oremos para que todos los jóvenes experimenten la mirada del Amor de Cristo.

 

2do. Misterio. Sabemos que Cristo confirmará y sellará esta mirada con el sacrificio redentor de la Cruz, puesto que precisamente por medio de este sacrificio, aquella “mirada” ha alcanzado una particular profundidad de amor. Ella está contenida una tal afirmación del hombre y de la humanidad de la que sólo Cristo, Redentor y Esposos, es capaz. Solamente él conoce lo que hay en el hombre: conoce su debilidad pero conoce también y sobre todo su dignidad.

Pidamos para que consientes los jóvenes de su dignidad y debilidad, ante las tentaciones sean fuertes y respondan como Hijos  de Dios.

 

3er. Misterio. Cuando todo hace dudar de si mismo y del sentido del apropia existencia, entonces esta mirada de Cristo, esto es, la conciencia del amor que en Él se ha mostrado más fuerte que todo mal y que toda destrucción, dicha conciencia nos permite sobrevivir. Deseo pues que experimenten lo que sintió el joven del Evangelio: “Jesús, poniendo en él los ojos, le amó “

Oremos por todos los jóvenes para que acepten el amor que Dios les comparte a través de sus familiares y amigos y ellos también los amen.

 

4to. Misterio. Cuando el joven pregunta sobre el “algo más” ¿Qué me queda aún? Jesús lo mira con amor y este amor encuentra aquí un nuevo significado. El hombre es conducido interiormente por el Espíritu Santo desde una vida según los mandamientos a otra vida consiente del don y la mirada plena de amor por parte de Cristo expresa este paso interior. Jesús añade: Si quieres ser perfecto, ve, vende cuanto tienes, dalo a los pobres y tendrás un tesoro en los cielos y ven y sígueme”

Pidamos por todos los jóvenes que escuchando la voz de Dios sienten el llamado a seguirlo.

 

5to. Misterio. Con referencia al Evangelio, se puede decir que la juventud es el tiempo del discernimiento de los talentos, y es a la vez el tiempo en que se entra en los múltiples caminos, a través de los cuales se han desarrollado y siguen desarrollándose toda la actividad humana, el trabajo y la creatividad. Deseo a todos ustedes que se descubran a ustedes mismos a lo largo de estos caminos.

Oremos para que los jóvenes de todo el mundo descubran los talentos y poniéndolos a trabajar descubran sus vocaciones.

  

Oremos en silencio

Por las necesidades de todo el mundo

Consagremos a todo el género humano, familiares, perseguidores y enfermos

Al Corazón inmaculado de maría Santísima para que ella nos bendiga

 

 

Permanezcamos en silencio

 

 

Reparemos el Corazón de Jesús

Los momentos que nos quedan reparemos el Corazón de Jesús

Que sufre por todos los sacrilegios cometidos en las diversas Iglesias  del mundo entero

Y por todos los que cometen comuniones sacrílegas,

Oremos para que el Espíritu santo, de luz y conversión a todos ellos

Y a todos  nos permita realizar buenas confesiones.

  

 

Repetimos varias veces esta jaculatoria, para reparar su corazón.

Cuerpo y Sangre de Jesús, os amo y os adoro.

Os pido perdón y misericordia por todos los sacrilegios cometidos.

 

 

Oremos todos unidos

Señor Jesús, pedimos, que tu Palabra este siempre presente en los jóvenes

De México, para que permaneciendo en ellos sean fuertes

Para que así puedan llegar a los mecanismos ocultos del mal,

A sus raíces y consigan cambiar el mundo gradualmente, transformarlo,

Lo hagan más humano, más fraterno, y al mismo tiempo, más según Dios.

Que aprendan que no se puede separar el mundo de Dios

Y contraponer a Dios en el corazón humano.

Ni se puede separar al hombre de Dios y contraponerlo a Dios,

El corazón del hombre está inquieto,

Hasta que no descansa en Dios.

Juan Pablo II

 

  

Canto.

Juntos cantando la alegría de vernos unidos en la fe y el amor

Juntos sintiendo en nuestras vidas, la alegre presencia del Señor.

 

Somos  la Iglesia peregrina que el fundo

Somos un pueblo que camina sin cesar

Entre cansancios y esperanzas hacia Dios

Nuestro amigo Jesús nos llevará.

 

Hay una fe que nos alumbra con su luz,

Una esperanza que empapo nuestro esperar

Aunque la noche nos envuelva en su inquietud

Nuestro amigo Jesús nos guiará.

 

Es el Señor, nos acompaña al caminar

Con su ternura a nuestro lado siempre va.

Si los peligros nos acechan por doquier

Nuestro amigo Jesús nos salvará.

  

¡¡¡¡Unidos en la Eucaristía!!!!

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