Del libro de Job 1,6-22. Lunes 1 de Octubre de 2012.
“EL SEÑOR ME LO DIÓ, EL SEÑOR ME LO QUITÓ: ¡BENDITO SEA SU NOMBRE!”.
Un día, cuando los hijos de Dios vinieron a presentarse ante Yavé, apareció también entre ellos Satán.
Yavé dijo a Satán: “¿De dónde vienes?” Satán respondió: “Vengo de la tierra, donde anduve dando mis vueltas.
Yavé dijo a Satán: “¿No te has fijado en mi servidor Job? No hay nadie como él en la tierra. Es un hombre bueno y honrado, que teme a Dios y se aparta del mal.
Satán respondió: “¿Acaso Job teme a Dios sin interés?”
¿No lo has rodeado de un cerco de protección a él, a su familia y a todo cuanto tiene? Has bendecido el trabajo de sus manos y Pero extiende tu mano y toca sus pertenencias. Verás si no te maldice en tu propia cara.
Entonces dijo Yavé a Satán: “Te doy poder sobre todo cuanto tiene, pero a él no lo toques. Y Satán se retiró de la presencia de Yavé.
Un día los hijos y las hijas de Job estaban comiendo y bebiendo en casa del hermano mayor.
Vino un mensajero y le dijo a Job: “Tus bueyes estaban arando y las burras pastando cerca de ellos.
De repente aparecieron los sabeos y se los llevaron y a los servidores los pasaron a cuchillo. Sólo yo pude escapar para traerte la noticia.
Todavía estaba hablando, cuando llegó otro que dijo: “Cayó del cielo fuego de Dios y quemó completamente a las ovejas y sus pastores. Sólo escapé yo para anunciártelo.
Aún no terminaba de hablar, cuando entró un tercero, diciendo: “Los caldeos, divididos en tres grupos, se lanzaron sobre tus camellos, se los llevaron, dieron muerte a espada a tus mozos y sólo yo he escapado para anunciártelo.
Estaba éste contando lo sucedido cuando un último lo interrumpió, diciendo: “Tus hijos e hijas estaban comiendo y bebiendo vino en casa del mayor de ellos.
De repente sopló un fuerte viento del desierto y sacudió las cuatro esquinas de la casa; ésta se derrumbó sobre los jóvenes y han muerto todos. Sólo yo pude escapar para traerte la noticia.
Entonces Job se levantó y rasgó su manto. Luego, se cortó el pelo al rape, se tiró al suelo y, echado en tierra,
empezó a decir:
“Desnudo salí del seno de mi madre, desnudo allá volveré. Yavé me lo dio, Yavé me lo ha quitado, ¡que su nombre sea bendito!”
En todo esto no pecó Job ni dijo nada insensato en contra de Dios.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México