Salmo 118 (119). Lunes 13 de Febrero de 2012.
“DANOS TU MISERICORDIA, SEÑOR, Y TENDREMOS VIDA”.
Antes de ser humillado me había alejado, pero ahora yo observo tu palabra.
Tú que eres bueno y bienhechor, enséñame tus preceptos.
Fue bueno para mí que me humillaras, para que así aprendiera tus preceptos.
La ley de tu boca vale más para mí que millones de oro y plata.
Sé, Señor, que tus juicios son justos y que con razón me has afligido.
Que tu gracia me asista y me consuele, conforme a tu palabra dada a tu siervo.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México