1a lect. de la carta del Apóstol Santiago 3,1-10. Sábado 18 de Febrero de 2012.
“NINGÚN HOMBRE HA PODIDO DOMINAR LA LENGUA”.
Hermanos, no se hagan todos maestros; ya saben que como maestros seremos juzgados con más severidad,
y todos tenemos nuestras fallas.
El que no peca en palabras es un hombre perfecto de verdad, pues es capaz de dominar toda su persona.
Poniendo un freno en la boca del caballo podemos dominarlo, y sometemos así todo su cuerpo.
Lo mismo ocurre con los barcos: con un pequeño timón el piloto los maneja como quiere, por grandes que sean, aun bajo fuertes vientos.
Así también la lengua es algo pequeño, pero puede mucho; aquí tienen una llama que devora bosques.
La lengua es un fuego, y es un mundo de maldad; rige nuestro organismo y mancha a toda la persona: el fuego del infierno se mete en ella y lo transmite a toda nuestra vida.
Animales salvajes y pájaros, reptiles y animales marinos de toda clase han sido y de hecho son dominados por la raza humana.
Pero nadie ha sido capaz de dominar la lengua. Es un azote que no se puede detener, un derrame de veneno mortal.
Con ella bendecimos a nuestro Señor y Padre y con ella maldecimos a los hombres, hechos a imagen de Dios.
De la misma boca salen la bendición y la maldición.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México