1a lect. de la carta del Apóstol Santiago 2,14-24.26. Viernes 17 de Febrero de 2012.
“LA FÉ SIN OBRAS ESTÁ MUERTA”.
Hermanos, si uno dice que tiene fe, pero no viene con obras, ¿de qué le sirve? ¿Acaso lo salvará esa fe?
Si un hermano o una hermana no tienen con qué vestirse ni qué comer,
y ustedes les dicen: “Que les vaya bien, caliéntense y aliméntense”, sin darles lo necesario para el cuerpo, ¿de qué les sirve eso?”
Lo mismo ocurre con la fe: si no produce obras, muere solita.
Y sería fácil decirle a uno: “Tú tienes fe, pero yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin obras, y yo te mostraré mi fe a través de las obras.
¿Tú crees que hay un solo Dios? Pues muy bien, pero eso lo creen también los demonios y tiemblan”.
¿Será necesario demostrarte, si no lo sabes todavía, que la fe sin obras no tiene sentido?
Abrahán, nuestro padre, ¿no fue reconocido justo por sus obras cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar?
Ya ves que la fe acompañaba a sus obras, y por las obras su fe llegó a la madurez.
Esto es lo que recuerda la Escritura: Abrahán creyó en Dios, y por eso fue reconocido justo, y fue llamado amigo de Dios.
Entiendan, pues, que uno llega a la verdadera rectitud a través de las obras y no sólo por la fe.
Porque así como un cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe que no produce obras está muerta.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México