“CANTEMOS AL SEÑOR, NUESTRO SALVADOR”.
Que mi alma alabe al Señor y proclame todas sus maravillas…
En ti me alegraré y me regocijaré, y cantaré a tu Nombre, oh Altísimo.
Porque mis enemigos retroceden, tropiezan y perecen ante ti.
Te has sentado en tu trono cual juez justo y has reinvindicado mi causa y mis derechos.
Has abatido a las naciones, has hecho perecer a los malvados y has borrado su nombre para siempre.
El Señor es un bastión para el oprimido, un refugio para los tiempos de angustia.
Que en ti confíen los que veneran tu nombre, porque no abandonas, Señor, a los que te buscan.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México