Por Genaro Valdivia.
Cuando el Papa Juan Pablo II, permitió que se publicará el documento: “Domini Jesús”, “El Señor Jesús”, fue objeto de muchas críticas, las diferentes sectas y religiones manifestaron su desacuerdo, en ese entonces (año 2000) el Papa Benedicto XVI fungía como el encargado de la doctrina de la fe; este documento deja entrever la gran fiesta para los cristianos en nuestro Señor Jesús; en el documento se pone de manifiesto la revelación definitiva en nuestro Señor Cristo Jesús; la revelación dada por el Padre a través de su hijo, deja bien claro la revelación total y acudiendo al mismo evangelio donde el mismo Señor declara: “Yo soy el camino la verdad y la vida, nadie puede llegar al Padre si no es por mí” Jn 14, 6; claro que era evidente que muchos que tienen su sustento después de Cristo no lo aceptaran como el puente directo que el Padre ha puesto; para los cristianos será el dogma más importante a seguir y la plena conciencia de que así lo es, pues Dios ha dado el don de la fe para creer en este misterio.
La fiesta para los cristianos es desgracia para otros hermanos, Cristo nos ha salvado, para el que cree que Dios lo ha enviado no hay ningún problema cfr. Jn 3, 16, pero para quién su doctrina esta cimentada en hombres comunes y corrientes, pecadores e imperfectos esto causa dolor de entrañas; ¿cómo poder aseverar que Cristo es el Señor de señores?, ¿el rey de reyes?, ¿el dueño de todo?, si no cree en él, ¿cómo es posible de vivir este momento si n ha apostatado de su fe; algunos labios no se abrirán para proclamarlo como Señor dice la carta a los Rom 10, 9-13; este domingo la Iglesia va a celebrar el acontecimiento magno de su supremacía; tomará el trono que le pertenece y puede juzgar a todas las naciones y a todos los hombres, incluso de dar el veredicto final; que difícil resultan estás palabras, más para que admirarse, así se lo dijeron a Jesús al anunciarles la eucaristía a los judíos cfr. Jn 6, 60 se escandalizaron, así lo mismo ahora que la Iglesia anuncia esta verdad a muchos se les indigestan estás palabras, más cada uno tiene la decisión propia de creer, los judíos veían bastantes signos, milagros y todavía pedían una señal para creer, a la Iglesia seguramente le pedirán signos, signos que desde hace 2000 años sigue enviando.
Hoy debemos de ponernos a festejar el acontecimiento magno de toda nuestra verdad y lo mejor es asistiendo a celebrar en nuestra sagrada eucaristía juntos como hermanos y comulgar como la fecha más memorial y la cereza en el pastel es vivir la fe en nuestra vida llevando como la verdad a la práctica, con obras, con hechos y mando hasta el extremo para así festejar en esta vida y en la vida eterna con nuestro amado Señor, nuestro dueño; estemos seguros, conscientes de que estamos correctos en nuestra fe, pues es obra del Espíritu santo que está verdad penetre; el evangelio que estará en la asamblea para ser proclamado será: Mateo 25, 31-46; los fieles a la verdad, los rectos de corazón los que se encuentran velando, trabajando para el reino, los que ponen a trabajar los talentos, los que han recibido la palabra de Cristo serán benditos del Padre, más no debemos de olvidar que mientras hay vida y sean iluminados por la verdad los otros hermanos pueden acercarse a la fiesta y celebrar con nuestro Señor, nuestro Rey, nuestro Dios la verdad que nos llevará a la eternidad, cumpliéndonos las promesas del Padre y de su hijo en que toda su Iglesia estará toda la eternidad reinando con él; felicidades a los benditos del padre y a los que no sea pues una exhortación para regresar a Cristo Jesús.