“LOS INSENSATOS PENSABAN QUE LOS JUSTOS HABÍAN MUERTO, PERO ELLOS ESTAN EN PAZ”.
Pero Dios creó al hombre a imagen de lo que en El es invisible, y no para que fuera un ser corruptible.
La envidia del diablo introdujo la muerte en el mundo, y la experimentan los que toman su partido.
Las almas de los justos están en las manos de Dios y ningún tormento podrá alcanzarlos.
A los ojos de los insensatos están bien muertos y su partida parece una derrota.
Nos abandonaron: parece que nada quedó de ellos. Pero, en realidad, entraron en la paz.
Aunque los hombres hayan visto en eso un castigo, allí estaba la vida inmortal para sostener su esperanza:
después de una corta prueba recibirán grandes recompensas.
Sí, Dios los puso a prueba y los encontró dignos de él.
Los probó como al oro en el horno donde se funden los metales, y los aceptó como una ofrenda perfecta.
Cuando venga Dios a visitarnos, serán luz, semejantes a la centella que corre por entre la maleza.
Gobernarán naciones y dominarán a los pueblos, y el Señor será su rey para siempre.
Los que confiaron en él conocerán la verdad, los que fueron fieles en el amor permanecerán junto a él.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México