“CELEBRARON LA DEDICACIÓN DEL ALTAR Y OFRECIERON HOLOCAUSTOS CON ALEGRÍA”.
Judas y sus hermanos dijeron: “Aprovechemos ahora la
derrota de nuestros enemigos para purificar el Santuario y
celebrar su consagración”.
Se reunió entonces todo el
ejército y subió al cerro Sión.
El veinticinco del noveno mes, llamado el mes de Quisleu, el
año ciento cuarenta y ocho, se levantaron de madrugada, y
ofrecieron un sacrificio, como lo manda la Ley, en el nuevo altar
de los holocaustos que habían hecho.
La inauguración del
altar fue al son de cantos, de cítaras, arpas y címbalos, en el
mismo mes y día en que había sido profanado por los paganos.
Todo el pueblo se postró para adorar, y elevó su alabanza al
cielo que había permitido todo eso.
Durante ocho días celebraron la consagración del altar,
ofrecieron holocaustos con alegría, y también un sacrificio de
comunión y acción de gracias.
Decoraron la fachada del
Templo con coronas de oro y con escudos, repararon las entradas y
pusieron puertas a las piezas.
El pueblo estaba muy alegre;
ya se había borrado la vergüenza que les habían infligido los
paganos.
Junto con sus hermanos y toda la asamblea de
Israel, Judas decidió que los días de la consagración fueran
celebrados anualmente la misma fecha, durante ocho días, a partir
del veinticinco del mes de Quisleu, con júbilo y fiesta.
Biblia Latinoamericana/ se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México